El novillero Diego Garmendia sigue con su preparación en diversas ganaderías, con la intención de ponerse a punto para poder reaparecer en púbico, y esta vez fue en el rancho del matador Paco Santoyo, donde mató un toro que pesó 510 kilos.

Desde que sufrió la grave cornada en la plaza "Sebastián Medina-Los Jacales" de Monterrey, el pasado mes de julio, el devenir de su estado de salud ha ido mejorando y desde hace ya varias semanas comenzó sus entrenamientos formales, además de las visitas al campo.

"Me sentí muy a gusto luego de ocho largos meses de no poder estar en la cara de un toro, fue muy importante por que logré estar muy bien con el toro, me dejó disfrutar, y me permitió ver mis avances tanto en mi técnica como en mi condición física. Me siento muy contento para los compromisos que vienen por delante y para mi reaparición".

El hecho de poder ponerse delante de toros como el que lidió en la ganadería de Santoyo, le ha permitido dejar atrás las secuelas sicológicas del percance, y ahora sólo espera que las empresas se fijen en él y le brinden una oportunidad en una plaza de toros.