Tauromaquia: La lucha de Joselito Adame
Lunes, 24 Ago 2015
Puebla, Pue.
Horacio Reiba | Opinión
La columna de este lunes en La Jornada de Oriente
De siempre, agosto es el mes en que más corridas se dan en España. No así en México, aunque nosotros tengamos cerca las ferias de Teziutlán y Huamantla, de larga y grata tradición. Pero mientras éstas discurrieron sin mayor historia, allende el Atlántico se esparcían ríos de sangre, dimes y diretes. Y allá, relegados al último rincón, unos cuantos mexicanos.
España se agita
En lo taurino, el clan de los cuatro –Morante, El Juli, Perera y Talavante, seguidos a cierta distancia por Ponce y Manzanares – se despacha aparte, abrazado a la comodidad, en tanto nuestros toreros se ven condenados al ostracismo. Y si Diego Silveti, los Arturos, Macías y Saldívar, apenas lograban ver una corrida por barba en lo que llevamos del mes –a El Pana acaban de ofrecerle una sustitución en Antequera; Silveti y Saldívar fueron orejeados en Iscar y Marbella, respectiva e inútilmente--, a Joselito Adame le han servido de muy poco sus concluyentes victorias de Sevilla y Madrid, las dos únicas ferias mayores a las que tuvo acceso, o el ser declarado triunfador de la de Burgos, tras cambiar la puerta grande por la de la enfermería.
O quizá sí: sirvieron para que las figuras hispanas confirmaran la inconveniencia de alternar con el hidrocálido, reducido a plazas de segundo orden, con alternantes y ganado acorde. Nada nuevo, después de todo. Lo vergonzoso es que los mismos que lo relegan allá, reincidan con sus vetos en cuanto pisan nuestro providente suelo, favorecidos por el entreguismo de las empresas y su falaz publicrónica, y por públicos aquejados de malinchismo agudo y una grey toreril nativa mayoritariamente sometida y acomplejada. Ellos hacen la América con todo a su favor y el único espada mexicano con arrestos para plantarles cara se queda en su casa. Muy edificante.
Los hermanos Adame
Así las cosas, Joselito adame lleva toreadas apenas ocho corridas en España y tres en cosos franceses, con cosecha de 13 orejas, contando las dos que paseó en Málaga –su tercera feria importante– el pasado lunes 18, malograda la puerta grande por un espadazo algo bajo que lo privó de una segunda oreja –solicitada sin embargo con insistencia– a la muerte de “Sencillo”, toro castaño de Torrestrella al que, solo en los medios de la Malagueta, había bordado de cabo a rabo. Venía de unificar criterios en Dax (día 13), donde sólo cobró un apéndice por culpa asimismo del estoque, en terna con Diego Urdiales –que no es torero de vetos y también cortó oreja– y el francés Juan Leal, toros de Jandilla. Las otras corridas agosteñas de Joselito fueron en Calatayud (día 14: oreja), El Espinar (15: dos orejas) y Alfaro (16: otro apéndice). Nadie dirá, a la vista de semejante balance, que el de Aguascalientes no se esté justificando. Será por eso que tanto las empresas como los ases prefieren eludirlo. Por lo pronto hoy, en Bilbao, y en terna con Morenito de Aranda y Juan del Álamo, lo esperan reses de El Puerto de San Lorenzo, calderilla vil para ilustrar un cuento viejo, con abundantes reediciones desde los tiempos de Gaona y Armillita.
Pero no es Joselito el único Adame que, pese a todo, está triunfando en España. Pues su hermano Luis David, incipiente novillero, ha tenido un agosto feliz por aquellas tierras, desde su estreno del día 1, en Huerta del Rey, cortándoles dos orejas a utreros de Zacarías Moreno, hasta la apoteosis del 17 en Roa del Duero, con novillos de El Collado y saldo de cuatro orejas y un rabo, pasando por una incursión por Francia –Soustons, día 9– donde compartió cartel con los punteros Ginés Marín y Adrés Roca Rey para despachar un encierro serio de Iribarren y cobrar un apéndice, igual que sus alternantes. Prometedores días aguardan, pues, al pequeño de la familia Adame. Al menos mientras los que mandan no decidan frenarlo.
La sangre derramada
Mes con una historia sombría en el martirologio torero –Sánchez Mejías, Eduardo Liceaga, Manolete, Yiyo…–, este de 2015 será recordado por las gravísimas cornadas de Rivera Ordóñez –malamente rebautizado Paquirri– el lunes 10 en Huesca, por el toro "Traidor" de Albarreal y penetrante de vientre hasta alcanzar la columna vertebral (se salvó de milagro), y Saúl Jiménez Fortes, el 16 en Vitigudino, donde un ejemplar de Salvador Domecq le clavó el pitón en el cuello, por extraña coincidencia con su percance de San isidro, y con no menor gravedad. Ambos, por fortuna, están ya fuera de peligro. Un peligro siempre latente, como atestiguan las lesiones de los banderilleros Antonio Osuna, herido leve el domingo anterior en Almorox, y José María Amores, con una cornada grande en la pierna derecha, infligida por uno de los Torrestrellas lidiados en Málaga el lunes 18. O la grave cornada sufrida por Francisco Marco en Tafalla, el 15.
Por otra parte, el viernes último se reportó, desde la finca de Pablo Hermoso de Mendoza en Estella, la muerte del célebre "Cagancho", aquel azabache dosalbo de raza lusitana que le proporcionara al navarro los triunfos que en los años 90 lo pondrían a la cabeza de la revolución del rejoneo que aún no termina.
Antitaurinos a la carga
Amparados en la absurda moda taurofóbica y envalentonados por los éxitos del abolicionismo galopante, los antitaurinos están desplegando un activismo inusitado que, al fin, parece estar encontrando réplica. Comentábamos en columna anterior la carta enviada por Sebastián Castella a los medios españoles y franceses más influyentes denunciando la reiterada y puntual violación de varios artículos, tanto de la Constitución Europea como de la del Estado Español, como la primera reacción decidida y firme del taurinismo en contra de los ataques desatados en su contra. Y hace pocos días se dio a conocer una querella formalmente presentada ante la judicatura a nombre de Morante de la Puebla. Como se recordará, a Morante había intentado agredirlo un individuo que, a la muerte de uno de sus toros, saltó al ruedo del Coliseo Balear de Palma de Mallorca el pasado 6 de agosto. Y a los pocos días –el 9, en Marbella– al repetir su hazaña el mismo sujeto –identificado como Peter Hanssen, un escandinavo avecindado en Badajoz–, el de la Puebla decidió abandonar el ruedo en protesta por la pasividad policíaca, dejando a su toro sin estoquear. A la moda invasionista se sumaría poco después en otra plaza una joven escasa de ropa, en plan de "consolar" a un astado moribundo y en trance de ser apuntillado.
Tranquilo como es, el público asistente a las plazas no ha tomado hasta ahora represalia alguna –tampoco contra las usuales manifestaciones callejeras–, a pesar de la notoria ofensa, de obra pero también de palabra, que representan estas ilegales irrupciones. Qué bueno que los toreros, tildados de asesinos desalmados por esta gente, e insultados –junto con todos nosotros– a través de las redes sociales, plagadas de violencia antitaurina, por fin hayan decidido tomar cartas en el asunto. Por lo pronto, a la razonada misiva de Castella hay que sumar esa demanda por 100 mil euros formalmente presentada por Morante en contra del tal Peter Hanssen, un tipo con trazas de ser un vividor oscuramente subvencionado y carente del respeto más elemental al país que lo ha acogido, con todas las fobias y complejos integrados a su rijosa personalidad. Los cargos de difamación de honor y ataque físico justifican plenamente la demanda y, sobre todo, representan la segunda reacción verificable de un taurinismo desunido y paralizado. Es decir, potencialmente suicida.
Lo de Coahuila, el colmo
El Congreso del estado norteño acaba de decretar –por 16 votos y cinco abstenciones, a saber qué cuentas son éstas-- la prohibición a que se verifiquen corridas de toros en su territorio. Al frente del gobierno estatal está el priista Rubén Moreira, que envió tal iniciativa de ley y es hermano del gobernante de triste memoria que en el sexenio anterior batiera todas las marcas de endeudamiento para un estado de la federación en la historia de nuestro país. Y que, por supuesto, permanece impune. El abolicionismo, pues, como distractor de problemas reales, a favor de la paranoia antitaurina imperante.
Entre esos problemas nada ficticios ni artificiales que padece Coahuila –y con ella este país de impolutas casas blancas y cacerías de maestros mediáticamente orquestadas–, está la realidad, develada en el curso de la semana, de centenares de niños, mujeres y ancianos agricultores en hacinamiento, explotados por 15 o más horas diarias los siete días de la semana por patrióticos empresarios que piden les agradezcamos por abrir, para gente que se debate en la miseria más cruel, tan humanitarias fuentes de trabajo. Y con decidido apoyo gubernamental, faltaría más.
Así opera, lanzando bombas de humo para disimular el incendio verdadero, el oportunismo cínico de los politicastros que padecemos. Y ahora también en el estado donde vio la luz don Fermín Espinosa Saucedo "Armillita Chico", gloria de Saltillo, de Coahuila, de México y del toreo universal. Y también el malogrado Valente Arellano, nacido en Torreón, último fenómeno de nuestra tauromaquia, antes de la dejásemos caer al pozo del que, contra vientos, mareas y tsunamis, está intentando salir.
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