Desde el barrio: La amenaza económica
Martes, 31 Jul 2012
Madrid, España
Paco Aguado | Opinión
La columna de este martes
Por ese camino sí que hay verdadero e inminente peligro. Entre los muchos ataques antitaurinos que se emprenden con la colaboración de políticos y editores de prensa, no hay ninguno tan preocupante, amenazante y efectivo como la demagogia desatada estos días en España contra los toros en el aspecto económico.
Estando las cosas como están con esta crisis manejada a niveles ocultos, con la gente con los nervios y el miedo a flor de piel, con el futuro y el presente recortado, nada puede ser más dañino hoy por hoy para el toreo que presentarlo a la sociedad como una actividad costosa y derrochadora, privilegiada en impuestos y beneficiaria de millonarias subvenciones.
La realidad económica del toreo, como casi todo lo que se tapa con la mentira mediática, es muy distinta, como bien sabemos. Pero ese pérfido mensaje que se lanza tanto en los medios como en la calle puede hacer que la gran mayoría de indiferentes acabe por repudiar definitivamente la tauromaquia, en tanto, se les dice, goza de unas prebendas que no tienen aspectos básicos como la educación, la sanidad, la cultura o las necesidades diarias.
Los antitaurinos, reconociendo su efectividad, han tomado al vuelo esa bandera de la descalificación económica, aprovechando que mucha "progresía" mal informada se empeña sin recato en repetir la mentira de que a la tauromaquia no se le ha aplicado la subida del IVA que sí padecen otras actividades culturales. O incluso esa otra leyenda urbana que da como seguro que el toreo disfruta de subvenciones cercanas a los 600 millones de euros anuales.
Los partidos de la izquierda radical, algunos políticos desinformados, medios de comunicación de clara línea antitaurina y los artistas "comprometidos" de siempre insisten estos días, con o sin conocimiento, en esa insidiosa cantinela. Al tiempo, el sistema taurino sigue sin tomar cartas en el asunto para desmentir la falacia, sin reparar que, en lo tocante a los dineros, se alteran más sensibilidades que en los aspectos morales o éticos de la cuestión.
Sólo algunos francotiradores se han preocupado y molestado desde las redes sociales en acosar, literalmente, a los propagadores de bulos, tanto a políticos como a las más rimbombantes firmas, para que se retracten y desmientan sus dañinas y sesgadas afirmaciones. Pero el toreo necesita dar cuanto antes una respuesta rotunda a esta campaña que puede extender, repito, una imagen mucho más negativa de la Fiesta y crear un estado de opinión definitivamente contrario entre la sociedad.
Es el momento, ahora o nunca, de dar a conocer los beneficios económicos que reporta el toreo entre la sociedad, como demuestra incansablemente el profesor Juan Medina sin que nadie desde dentro le haya llamado siquiera para darle las gracias. Y de desmentir, para siempre, ese asunto de las subvenciones, que sí disfrutan otros campos de la cultura con una menor repercusión económica en ciudades y pueblos.
Mientras tanto, en Cataluña sólo se han admitido a trámite dos demandas de indemnización por la prohibición de la fiesta de los toros de hace dos años, las de los empresarios Pedro Balañá y Teodoro Matilla. Rechazadas las de toreros, trabajadores de la plaza y demás personal afectado, la cantidad a indemnizar será menor de la estimada pero aun así será suficiente para llamar la atención en el difícil momento económico por el que atraviesan esa Comunidad Autónoma, que ha pedido el rescate del repudiado Estado español para salvar sus presupuestos.
La arbitraria decisión antitaurina de los políticos catalanistas les costará varios millones de euros a los contribuyentes de toda la nación, justo cuando las arcas de la Generalitat no dan para más, vaciadas por el derroche y la corrupción. Porque, curiosamente, también en estas semanas se ha conocido que uno de los capitostes del anterior gobierno catalán, miembro de la tan taurófoba Esquerra Republicana, ha sido detenido por contrabando de tabaco, a la vez que los medios relacionan a Oriol Pujol, una de las mentes más activas y obsesivas en la prohibición a través de su trabajo en Convergencia Democrática, en una escandalosa trama de corrupción.
Sí, hagamos demagogia nosotros también y cantemos a los cuatro vientos que aquellos líderes del "progreso moral", esos que pagaban con el dinero de todos los catalanes a asesores antitaurinos, se erigieron en garantes de la ética prohibiendo los toros mientras se llevaban el dinero a manos llenas.
Ya dijo en su día el Artur Mas, el actual Honorable, que votaba contra la tauromaquia porque quería "una Cataluña mejor para sus hijos". Y vaya si algunos le hicieron caso… sobre todo engordando sus cuentas en el banco.
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