La historia del Ecuador registra al 10 de agosto de 1809 como el Primer grito de la Independencia, hace 203 años, fecha en que los criollos se revelaron declararon insubsistente el gobierno colonial y crearon una Junta de Gobierno. Esta insurrección, sofocada en forma violenta, fue un movimiento revolucionario emancipador que marcó el camino del proceso libertario que culminaría 13 años después con la Batalla de Pichincha, episodio bélico que selló la brillante campaña que puso fin a casi tres siglos de dominación española.
La fiesta de los toros que logró enraizarse y crecer durante la etapa colonial no fue desestimada menos descartada por las nuevas autoridades, de hecho uno de los elementos más sobresalientes del agenda de actividades con que en 1823 se festejó el primer año de independencia fueron las corridas de toros celebradas en la plaza mayor, con los lógicos e indispensables ajustes que supuso el desalojo de los españoles del Palacio de Carondelet y de prácticamente todas las instancias políticas, militares, sociales y eclesiásticas.
Los siguientes datos históricos refieren documentos como "Rasgos Biográficos del Gran Mariscal de Ayacucho don Antonio José Sucre", publicado en 1910 por el biógrafo Vicente Pesquera Vallenilla, "Ecuador Profundo" del historiador guayaquileño Rodolfo Pérez Pimentel y el semanario "El Monitor Quiteño", editado en 1823 por el mismísimo Mariscal Sucre en su condición de Intendente de Quito.
Pérez Pimentel,sostenido en Pesquera Vallenilla, relata las actividades que Sucre cumplió en Quito un año después de la gesta del Pichincha:
"La víspera del aniversario fue llevada la imagen de la Virgen de las Mercedes en solemne procesión, por la noche hubo luminarias en la Plaza Mayor con diversos juegos de pólvora, que ocasionaron fuertes detonaciones con brillantes destellos. Al día siguiente 24 de Mayo de 1823, una salva de artillería anunció el inicio del festejo y en las faldas del Pichincha se comenzaron a mover algunos batallones imitando las líneas del combate. Como a eso de la diez comenzó el desfile de carros alegóricos ricamente adornados con guirnaldas de flores. El primero conducía dos estatuas que simbolizaban la verdad y la justicia sosteniendo un retrato de cuerpo entero de Bolívar, con leyendas alusivas a su gloria. Varios jóvenes vestidos de indios tiraban del carro triunfal y desde los balcones, las damas festejaban con palmas ese alarde de patriotismo. Numerosos arcos se habían levantado en el trayecto y todos gritaban: 'Vivan los Libertadores Bolívar y Sucre'.
"...Como a las tres los presentes fueron a espectar una soberbia corrida de toros en la Plaza Mayor, que felizmente no resultó accidentada…
"...El 25 se celebró un solemnísimo Te Deum en la Catedral con el concurso de las autoridades. La oración gratulatoria corrió a cargo del Provincial de los Mercedarios Fray Pedro Bou. A la salida se realizó el juego de la 'Corrida de sortija a caballo' en la Plaza Mayor y hubo almuerzo campestre ofrecido por el ejército libertador en la llanura de la Alameda. A las tres de la tarde hubo otra corrida de toros en la Plaza Mayor".
Las crónicas incluidas en "El Monitor Quiteño" nos permiten visualizar con claridad y precisión el fervor de los quiteños por haber alcanzado la emancipación y el intenso contenido del programa fiestas que curiosamente se asemeja a las que se celebran en la actualidad. A continuación, un ejemplo de las actividades se llevaron a cabo el 24 de mayo de 1823:
"6 de la mañana: Salva de artillería. 8 de la mañana: imitación del combate, por algunos batallones de la guarnición. 10 de la mañana: Desfile de carros alegóricos, en el que actuarían varios jóvenes, pero vestidos de indios.12 del mediodía: Almuerzo en el Palacio de Gobierno brindado por el general Bartolomé Salom. Presidiría el acto el doctor José Fernández Salvador y el médico negro Cerveleón Urbina. 3 de la tarde: Corrida de toros en la plaza mayor. 6 de la tarde: Juego popular de vacas locas. 9 de la noche: Baile de gala, ofrecido por los comerciantes de la carrera".
Y el 25 de mayo la lista de eventos era la siguiente:
"8 de la mañana: Te Deum en la Catedral, tomará la palabra Fray Pedro Bou y Sánchez, mercedario. 10 de la mañana: Corridas de sortijas en la Plaza Mayor. 12 del mediodía: Almuerzo campestre en la Alameda. 3 de la tarde: Corrida de toros en la plaza mayor".
Está claro que con la obtención de la libertad la actividad taurina adquirió su definitivo carácter mestizo y ancló su identidad en un grupo humano que empezó a construir su nacionalidad.