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Espectro Taurino: En recuerdo de Manolo

Sábado, 15 Ago 2015    México, D.F.    Jorge Raúl Nacif | Foto: Archivo   
La columna de este sábado
Mañana domingo, 16 de agosto, se cumplirán 19 años de la muerte del maestro Manolo Martínez, triste acontecimiento que tuvo lugar en La Jolla, en la ciudad de San Diego, California, Estados Unidos, en la Clínica Scripps, producto de problemas hepáticos que hacían necesario un trasplante de hígado, sufriendo además dos infartos en el propio centro hospitalario.

Aquel día dejaba de existir físicamente el que para muchos fue, de forma indiscutible, el mejor torero mexicano del último cuarto del siglo XX. Sin embargo, la muerte no podrá borrar jamás la huella que este hombre dejó en su paso por el planeta de los toros y todos los momentos de gloria que vivió e hizo vivir a su público.

Ante todo, Manolo Martínez fue un conocedor profundo de la técnica del toreo y, por supuesto, todo un experto en el comportamiento del toro de lidia. Lo anterior sin dejar de manifestarse como el artista que siempre fue, pues vaya que podía alcanzar momentos de exquisitas emociones.

Figura y mandón, naturalmente que tuvo partidarios y detractores. No todo en la vida es "miel sobre ojuelas", y por supuesto que el maestro, que siempre vivió intensamente, tuvo situaciones o momentos censurables, amalgama de circunstancias de un hombre de matices y extremos.

De acuerdo con los datos que aportó el siempre bien recordado analista e historiador Luis Ruiz Quiroz, Manolo Martínez toreó a lo largo de su carrera un total de 1344 corridas de toros. De éstas, 91 fueron en la Plaza México, coso en el que paseó 81 orejas y 10 rabos.

Nacido el 10 de enero de 1946, Manolo toreó 34 novilladas antes de llegar a la alternativa, doctorado que tuvo verificativo en su tierra, Monterrey, el 7 de noviembre de 1965, llevando como padrino al maestro Lorenzo Garza y a Humberto Moro como testigo, ante el toro "Traficante", de Mimiahuapam.

Su confirmación en La México fue el 12 de febrero de 1967, con Juan García Mondeño y Mauro Liceaga, con toros de Mimiahuapam. La ratificación en Las Ventas de Madrid ocurrió el 20 de mayo de 1970, cuando lidió un encierro de Baltasar Ibán y recibió los trastos de manos de Santiago Martín "El Viti", cortándole una oreja al toro de la ceremonia.

Luego de una trayectoria impregnada de arte y carácter, tuvo su primera despedida en 1982, una encerrona en la que cuajó a un toro de San Martín, al que le tumbó el rabo. Volvió en 1986 y su última tarde fue en 1990 en la Plaza México, en un mano a mano con Jorge Gutiérrez.

Como ganadero vivió importantes éxitos, como aquellos indultos de los toros "Zalamero" y "Giraldillo", de su fierro Manolo Martínez, en la Plaza México, a manos de Manolo Mejía y Jorge Gutiérrez, en 1994 y 1996, respectivamente. De hecho, a lado de Jorge dio Manolo su última vuelta al ruedo en el coso de Insurgentes, aquel 17 de marzo de 1996 en el que se indultó a "Giraldillo".

Tras su muerte, la afición se volcó para despedir con cariño al mandón. Así quedó de manifiesto en aquella misa de cuerpo presente en la Plaza México, donde se dieron cita muchísimos miembros de la familia taurina y se tuvo una entrada que fue, incluso, mejor que la de muchas corridas de toros.

De esta forma se le daba el último adiós a Manolo Martínez, a quien hemos querido recordar en el espacio de este sábado.


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