Desde hace más de cien años, el toreo reparte sus dones y pecados entre dos continentes. A partir de marzo –Fallas y la Magdalena coinciden con los primeros brotes primaverales– su asiento está en España y sus ferias, mayores y menores. Hasta que, lidiado en Zaragoza el último toro de la jota –y sin olvidar la coda de Jaén–, la temporada americana rompe el cascarón y la fiesta se traslada a México, Perú, Colombia, Venezuela…
Por lo pronto, 2014 quedará como el peor año taurino de la crisis que asuela a España: menos festejos, menos público, menos triunfos contundentes, tiempo de malos vientos e incertidumbre generalizada. También en América, qué quiere usted. Véase el caso Bogotá (se calcula que sin corridas hasta 2016, por lo menos). O la extraña cartelería de la México. Los taurofóbicos deben estar relamiéndose. Pero mientras siga sonando el clarín y haya un toro en la arena, habrá esperanza.
Cierra España
Salvo un Miguel Ángel Perera colosal –y decían que era la pata coja del G-5–, 2014 quedó en deuda. Las tres puntuales apariciones de José Tomás –Granada, León, Málaga– supieron a poco, precisamente porque sus triunfos generan ilusiones que nacen muertas. Memorable también, pero todavía más breve, lo de José Miguel Arroyo "Joselito" en Istres, por los días del mundial de futbol. Y de últimas, el otoño madrileño y las corridas del Pilar.
Feria de otoño
En la novillada de apertura no pasó nada: tres noveles más –Caballero, Borja Jiménez y Espada– que se agregan a la ya larga lista de los que en los últimos años apuntan sin llegar a disparar. Sobran nombres promisorios pero ninguno madura.
Lo malo es que, al día siguiente, Iván Fandiño, ese dechado de casta torera, iba a tener una de sus más flojas actuaciones en Las ventas, su plaza, presa de tozuda pero asfixiante monotonía. Los aplausos, para su segundo, de Salvador Domecq. Alternaba con Finito de Córdoba y Daniel Luque, traicionados por la invalidez de los de Núñez del Cuvillo. Luego, el sábado 4, Madrid acogió y despidió con respeto a Miguel Abellán, que se encerraba con seis de procedencias varias y a punto estuvo de desorejar a los de Ventana del Puerto (2o.) y El Puerto de San Lorenzo (3o.); dos faenas macizas, malogradas por culpa de la espada.
Un gran Urdiales
De Diego Urdiales acababa de decir primores Curro Romero. Tuvo boca de profeta, porque el riojano anduvo torerísimo la tarde de los adolfos –domingo 5–, desorejó a su primero por una faena de cante grande –precisa, preciosa, elegante, clásica, magistral: era de dos orejas a pesar de la morosa muerte de "Sevillanito"–, y lidió como un maestro al complicado 5o. Que un torero de tales dimensiones haya cerrado el año con apenas doce corridas denuncia la ineptitud de un empresariado agravante de la crisis.
Los de Adolfo Martín, grandes, astifinos y con mucho que torear acrecientan el mérito de Urdiales y el catalán Serafín Marín –oreja del 6o. Mala tarde, en cambio, de Uceda Leal.
San Miguel y el Pilar
Sevilla se quedó sin ver a Joselito Adame, impedido de actuar por la cornada de Logroño. Seguramente habrían agradecido su presencia, pues lo que se vio en las dos festejos de la sanmiguelada fue tan pobre que apenas dio para unas cuantas salidas al tercio (Pepe Moral, David Galván, Escribano, Castella…). Un completo fiasco.
En Zaragoza, el coso de La Misericordia, cumplía 250 años de servicio. Las acostumbradas ausencias de varias "figuras" no impidieron que se paladearan cosas magníficas. De entrada, novilleros que sí respondieron, con sendas orejas de los nobles jandillas para Ginés Marín y Borja Jiménez, y vuelta al ruedo de José Garrido. Esto el día 6, porque el 7 fue el acabose con el indulto de "Quejoso", tercer novillo de Los Maños. Dos orejas simbólicas para Varea, que le cortó otra al sexto. Por el contrario, Miguel Cuartero y David de Miranda se fueron en blanco. Lo dicho: apuntan pero no disparan.
Sí dio en la diana El Fandi en la goyesca del miércoles 8 y paseó las orejas a un toro de vuelta al ruedo de Fuente Ymbro, inagotable de bravura y nobleza. Sin primores, el granadino le dio fiesta en los tres tercios y evitó verse por debajo de la enorme clase del astado. Ni Padilla ni Abellán, pese a su empeño, pudieron emularlo.
La encerrona de Daniel Luque el día 9 no llenó la plaza, pero el de Gerena, con la gente a favor, dio una buena tarde y desorejó a los de Bañuelos (1o.), Alcurrucén (3o.) y Victorino (4o.). Y en el sábado 10 –cartel estrella de la feria--, el único apéndice fue para un Pablo Hermoso poco inspirado. A Perera la presidencia le devolvió dos inválidos y el público la tomó con el torero. Una salida al tercio y nada más. Y Talavante, que había visto como se inutilizaba su primero apenas iniciado el muleteo, le cuajó gran faena al cierraplaza. Pero lo trasero de su espadazo y la morosa muerte del Cuvillo lo dejaron sin premios.
Talavante, por fin
El sábado, Urduiales cazó al fin una sustitución y los maños pudieron admirar lo que es el toreo clásico: oreja del segundo y al tercio en el otro. Apremiado, Ponce echó mano de toda su experiencia, montó un trasteo interminable con el anémico cuarto y también lo desorejó.
Lo culminante fue la recuperación del Talavante auténtico: fino y variado en quites e imaginativo como nadie con la pañosa. Cuajó a placer al gran tercro y le cortó las orejas.
Zacatecas y Pachuca
La temporada mexicana puede decirse que empezó en Zacatecas y su feria septembrina, de la cual ya hemos dado cuenta. Pero conviene enfatizar la asimetría entre el esfuerzo de la empresa y la tibieza de los diestros. Hasta seis festejos y solamente el triunfalista cierre con rejoneadores –rabo a Rodrigo Santos, dos orejas a Mónica– colmó los tendidos y rompió la monotonía. Los encierros, escrupulosamente elegidos, acusaron debilidad pero permitían cosas que los toreros, en general, quedaron a deber. Sólo Joselito Adame, sin animales a modo, mantuvo su marcha triunfal, a oreja por tarde.
En cambio, los que habían salido en hombros, Diego Silveti y El Payo –ganador del Escapulario de Plata– no asegundaron con toros muy propicios de La Venta de Romero. De lamentar el grave percance del peón de brega Héctor Rojas, de la cuadrilla de Joselito.
Pachuca, por su parte, abrió con una corrida tan accidentada como intensa. Los de Mimiahuápam tenían cara y presencia. Tanto que, a la altura del tercero de a pie, los picadores se negaban a salir al ruedo, aduciendo que la cuadra era impropia para aquellos bichos. El perjudicado fue José Luis Silis, que tuvo que esperar 15 minutos con el toro en la arena. Se le notó valiente con el peor lote.
Zotoluco muleteó muy a gusto a su segundo y le cortó la oreja. Fue la faena de la tarde, aunque impactara más el estoicismo de Arturo Macías ante el bravo quinto, que lo empitonó al embarullarse en un remate y le partió dolorosamente la bolsa escrotal. Protegido por una venda, regresaría para estoquear a "Mil pasiones" y pasear las orejas del engatillado negro jirón de Bailleres.
Para entonces, Mónica Serrano, que abrió plaza y feria, se encontraba ya hospitalizada: su caballo perdió pie y el de Mimiahuápam la revolcó y estrelló de cara al piso rompiéndole el tabique nasal, lesión de la que afortunadamente se recupera. Como de la suya el valeroso Arturo Macías.
A la feria pachuqueña, en pleno desarrollo, sucederá la de Tlaxcala. Y se cuentan ya los días que faltan para que partan plaza en La México Morante, El Payo y Diego Silveti, con seis de Barralva en toriles y la expectación propia de las inauguraciones capitalinas.