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Liber taurus: Una afición ejemplar

Viernes, 05 Oct 2012    Quito, Ecuador    Santiago Aguilar | Opinión   
La columna de este viernes

Está claro que la fiesta de los toros en el Ecuador ha contado desde siempre con una importante base de aceptación popular, que le ha permitido construir cuatro siglos de una  historia cargada de constantes expresiones de  afecto a esta actividad cultural considerada como parte esencial de la cosmovisión de los habitantes de la mitad del mundo.

El caso es que los grupos de aficionados articulados alrededor de la frecuente celebración de espectáculos se han constituido en el fundamento de la fiesta, en transmisores de sus significados, y en valientes defensores de las razones de su existencia.

Es que la presencia constante de público en los escenarios taurinos ha permitido en el tiempo,  la pervivencia de las corridas desde aquellos originales juegos coloniales hasta los ordenados y sobrios festejos modernos. En una y otra época, el mejor entendimiento de la composición de la lidia ha estado a cargo de los alumnos aventajados en el conocimiento de la tauromaquia que, en reuniones, tertulias y comentarios de tablada primero y graderío más tarde, fueron, poco a poco, aproximando a  los nuevos adeptos los conceptos básicos para interpretar con corrección lo que sucede en el ruedo.

Sin embargo, el aficionado ecuatoriano no se circunscribió a disfrutar de las funciones taurómacas, a través de los años son repetidos los episodios en los que, con gallardía y valor, lucharon por la vigencia de la fiesta de los toros ante varios casos de prohibiciones aplicadas por gobiernos despóticos y coyunturales.

Bulas papales como la de Pio V, edictos reales como el de Carlos III,  proscripciones legislativas como las de 1867 y 1877; entre otras acciones, fueron enfrentadas por los quiteños que atajaron los amagos y desconocieron las autoritarias órdenes.

Así las cosas, esta ejemplar forma de sentir la afición a los toros, vivió durante el año pasado, uno de los episodios más importantes, al llevar a cabo la lucha por la libertad cultural ante el intento oficial de abolir los espectáculos taurinos, la impresionante entrega de los taurinos aglutinados en el colectivo "Somos Ecuador" y los resultados de su organizada campaña de defensa de la fiesta de los toros es considerada como modélica en el orbe taurino.

Desde el punto de vista institucional, los primeros pasos en dirección a regularizar los grupos de aficionados o peñas taurinas se registran en las primeras décadas del siglo XX. No obstante, dichas organizaciones alcanzan estructura a partir de 1950, especialmente en la ciudad de Quito.

El listado de organizaciones es interesante e incluye a 20 instituciones, trascienden por su gestión la peña "El Siete", fundada en 1959, que cada año entregó el trofeo "El siete de oro", a la mejor faena de la Feria de Quito. Por su trayectoria, esta peña fue galardonada por la Real Federación Española con el premio "Cossío Internacional" en  2006.

La peña "Ciudad de Quito", fundada hace 28 años, se mantiene activa al igual que "La Giralda", "Corinto y Oro", "De campero y ala ancha”,  que han  cumplido una valiosa participación al punto que de sus filas han surgido los equipos de autoridades de la plaza Quito. La agrupación "El Albero", formada por aficionados que fueron alumnos  de la Escuela Taurina, aparte de sus múltiples tareas, convocó  durante cuatro años al "Concurso Internacional de Cuentos Taurinos". Además, la organización de sus periódicos coloquios cuentan con prestigio en el ambiente taurino local.

Una colectividad integrada por jóvenes es "La Capea de Quito",  que organiza continuamente festivales y tertulias, y en su momento destacó por su apoyo y promoción a los ahora matadores Álvaro Samper y Martín Campuzano. Cabe mencionar a otros conglomerados como "Tendido 8", "El Juli" o "Blanco y Plata", que se suman a grupos de aficionados de otras ciudades como las  "Manolete" y "Cruz Ordóñez", de Riobamba, así como la peña "Germán Barona", de la ciudad de Ambato.

La afición organizada se conjunta en la Federación  Nacional de Peñas Taurinas fundada el 30 de noviembre de 2006 como colofón del IV Congreso Mundial de Aficionados Taurinos realizado en la capital de Ecuador.

El toreo práctico es un elemento diferenciador de los aficionados equinocciales, de hecho, la base de la acción de estas asociaciones es la realización de festivales taurinos en los que toreros aficionados o aficionados prácticos torean ejemplares de acuerdo sus capacidades y experiencias. Esta vocación cobró inmensa fuerza hasta derivar en la realización de la Feria del Aficionado Práctico (FAP) la que cumple su quinta edición registrando una asombrosa progresión debido a su cuidadosa organización y la masiva participación de público y de lidiadores.

Al frente de la FAP se encuentra el núcleo de la afición taurina local, destacados representantes de las peñas mencionadas emprenden en la anual organización que este año llevó a cabo un total de 14 festivales, en los que los menos expeditos enfrentaron becerras en horario nocturno y los de mayor solvencia estoquearon novillos al mediodía durante seis fines de semana consecutivos. Un total de 73 aficionados prácticos, entre ellos, cinco peruanos, un rejoneador y dos mujeres, hicieron el paseíllo en la preciosa plaza de Tambo Mulaló, ubicada a 70 kilómetros al sur de Quito, para con capote y muleta, mostrar su alma y, con tremenda rebeldía, gritar su afición a los cuatro vientos. La Feria del Aficionado Práctico, un ejemplo a seguir.


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