Aunque ya había dejado un grato sabor de boca en la capital del país, faltaba la puerta grande de La México... y hoy llegó esta conquista para Ricardo Frausto, logro que en este año tuvo en cosos tan importantes como la Monumental de Aguascalientes y hasta en tres ocasiones en Guadalajara.

El hidrocálido se sacó la espina de no tocar pelo en sus primeras actuaciones de la Temporada Chica y, la tarde de este domingo, desorejó al primero de su lote, un novillo de Barralva que tuvo condiciones propicias para el triunfo, como nobleza y clase en sus embestidas, y que a la postre fue premiado con arrastre lento.

Esta gran faena, que con seguridad ha sido la mejor de todo el serial, comenzó con tres péndulos en el centro del ruedo y continuó con tandas muy templadas por derecha. Frausto entendió de maravilla al novillo, que fiel a su encaste español permitía series de cuatro o cinco muletazos, así que nunca lo forzó de más y produndizó en su concepto, gustándose y regustándose al llevar con buen pulso las acometidas hasta dejar que aflorara el sentimiento.

El trasteo fue derechista, pues el pitón izquierdo del burel no era precisamente el mejor, aunque por este perfil también acudía con nobleza y el torero de Tauromagia Mexicana le endilgó pases con reciedumbre y sello personal, adornándose después con variedad y en destellos como la capetillina. El clímax de la faena ocurrió cuando el hidrocálido ligó hasta tres dosantinas, la última de éstas con un cambio de mano por delante.

Con inteligencia torera, Frausto decidió ir por el acero al ver que novillo iba a menos, de tal suerte que no alargó de más el trasteo y, tras unas ajustadas bernardinas, remató de sensacional estocada que tuvo efectos rápidos, con lo que las dos orejas llegaron a sus manos y se convirtió en el máximo triunfador de la campaña, pues con estos trofeos es el único novillero que abrió la puerta grande.

Lo mejor ante el sexto de la tarde fue un estoico quite por gaoneras, un quitazo que le fue aplaudido con gran emoción por parte de los aficionados. El burel fue deslucido y se apagó pronto, por lo que el torero de Aguascalientes no pudo más que estar muy esforzado y terminar su actuación ante las palmas de la afición.

Miguel de Pablo se encontró con un novillo de regalo que fue muy bravo y encastado, además de tener fuelle y permanecer práticamente toda su lidia con el hocico cerrado. El español lo recibió con varias largas cambiadas de rodillas y ejecutó el quite por zapopinas, encendiendo los ánimos en el tendido.

Ya con la franela, el torero estuvo dispuesto y entregado, así que estructuró las primeras tandas toreando bien por derechazos y acompañando siempre con la cintura, aderezando sus remates con adornos e inspiración. Al cambiarse la muleta de mano dejó naturales de buena factura y un pase del desdén que le resultó de pintura.

Al volver con la diestra la faena vino un poco a menos, pues le costó tomarle la distancia al ejemplar y por momentos parecía que había que perderle pasos. Sin embargo, supo salir avante y reventó con un estocadón. La oreja fue a parar a sus manos y recorrió el redondel ante la aprobación del público, mientras que novillo hubiera bien podido ser digno de un arrastre lento.

Muy valiente se mostró ante el que abrió plaza y se quedó muy quieto para extraerle muletazos de gran mérido; lástima que perdió la oreja al fallar con la espada. Su segundo ofreció muy pocas posibilidades, pues era tardo y acudía sin transmisión, por lo que De Pablo acortó distancias e intentó agradar a un público que lo despidió con sus palmas.

Antonio Lomelín es un torero fino y la clase es su carta de presentación, tal y como lo dejó en claro al recibir con bellos lances a la verónica a su primero, mismos que remató con una media que detuvo el tiempo. Tuvo también momentos con la muleta en los que brotó el arte de este torero de dinastía, que volvió a gustar en el ánimo del público capitalino.

Por ambos perfiles su faena tuvo pasajes de buen torero, en pases con trazo firme y elegancia. Toño aprovechó las condiciones buenas de un novillo que, sin embargo, tuvo poca duración, además de las molestias constantes del viento. La posibilidad de tocar pelo se difuminó debido al mal uso de los aceros.

El segundo que le correspondió resultó complicado por deslucido y la nula emoción que proyectaba ante los espectadores. Lomelín lo intentó de una y de otra manera, pero las condiciones de su enemigo poco le ayudaron y todo quedó en esfuerzos e intenciones que le fueron recompensadas con las palmas que le fueron tributadas.

De esta forma, triunfal y con sensaciones positivas, concluye la Temporada Chica 2012 y la mesa está servida para que, este próximo miércoles, la empresa presente los doce carteles que amparan el Derecho de Apartado para la Temporada Grande.