La prohibición de los espectáculos taurinos en el estado de Coahuila representa, sin duda, un atentado muy grave contra la libertad, además de ser producto de revanchas políticas que nada tienen que ver con un análisis serio, objetivo y detallado, sobre la Fiesta de los Toros.

Resulta francamente desagradable que el tema taurino se haya convertido, una más vez más, en una herramienta política que tiende también a la demagogia, la cual no es otra cosa que la promesa o cumplimiento de algún tema que, siendo popular, carece de verdadera relevancia social.

Habiendo tanta verdadera violencia en nuestra patria, tantas personas muertas o desaparecidas, niños que mueren de hambre, brutales tasas de desempleo y una corrupción que asusta... nuestros políticos se ponen a atacar al toreo, como si de verdad se tratara de un problema en la sociedad.

Durante las últimas horas hemos visto también el gusto y el regusto que esta reforma legislativa ha causado entre los grupos antitaurinos o entre las personas que se oponen al toreo. Es todavía más grave que se pretenda prohibir algo que no se comprende o que simplemente no es de nuestro gusto.

Y me explico. Nosotros podemos no estar a favor de algo, o simplemente hay cosas que no nos agradan, pero no por ello vamos a pretender prohibírselo a los demás. Esto tiende al fascismo, al totalitarismo, a la intolerancia... a la estandarización de las ideas y de las formas de pensamiento.

Si los antitaurinos quieren manifestarse, adelante; viva la libertad, ésta es derecho de todos. Pero que lo hagan diciendo la verdad completa de los hechos, fijándose no solamente en la muerte del toro en el ruedo, sino en todos los cuidados y la vida que lleva, así como en la conservación de la especie y aquellos animales que viven gracias al toreo; porque una verdad a medias... es una mentira.

Y por supuesto, que ya no se crean todos esos mitos y falsificaciones que pululan por ahí. Entonces sí, con la verdad entera, que se manifiesten en contra; pero que no pretendan prohibir. Tan fácil como la ley de oro: "Si algo no te gusta, pues no vayas; si no te gustan los barbones, no te dejes la barba; si no te gustan los videojuegos, no los juegues... pero no busques prohibir ni imponer tu punto de vista. Vive y deja vivir".

En lo personal, no nos gustan las peleas de la UFC, pues nos parecen realmente muy violentas. Pero no por ello vamos a buscar que se prohíban, o prohibirle a los fanáticos que puedan ver el espectáculo. Lástima que el mundo actual pregona la libertad de pensamiento... pero condena al que piensa diferente; menuda contradicción de nuestros tiempos.

Todo en la vida puede tener dos o más lecturas, aunque no una de éstas va a ser verdad absoluta. Los taurinos no pretendemos que los antis se vuelvan aficionados y entren a una plaza... pero ellos sí quieren que nosotros no entremos y esto desaparezca.

Nos quedamos con una frase que alguna vez nos dijo un catalán, por aquello de la prohibición en aquellos lares: "No me gustan los toros y nunca me han gustado... pero menos me gusta que me lo prohíban, que a mi gente le prohíban hacer lo que les parezca mejor".