Nos llamó la atención el discurso que Rafael Cué lanzó el pasado jueves en la Plaza Arroyo, en el marco de la premiación de "Descubriendo a un torero", pues de manera centrada externó su punto de vista sobre la defensa de la Fiesta en estos tiempos difíciles y de amenazas sociales y políticas.

Sin falsas demagogias y con equilibrio, Cué manifestó que algo importante ahora mismo es generar que el toreo vuelva a tener un impacto económico representativo. Y esto, dijo, solamente se puede lograr consiguiendo que el público regrese a las plazas.

Es triste ver los tendidos vacíos, sobre todo cuando actualmente contamos con generaciones de toreros nacionales de muy buen calado. Y como bien externó "Rafa", el público volverá a los tendidos cuando en todas las plazas se ofrezca un espectáculo de mayor calidad.

Tan fácil y tan difícil de lograr: que todos los que integramos la Fiesta hagamos, simplemente, lo que nos corresponde, y hacerlo bien. Cada quien a lo suyo. Y esto nos hizo reflexionar en lo que nos toca a cada uno de nosotros.

Los toreros, ser profesionales, prepararse cada vez mejor y nunca olvidar que ser fiel a un concepto es básico para labrar un camino sólido; no acartonarse y manifestar siempre personalidad, tanto dentro como fuera del ruedo, así como lidiar al auténtico toro, con su trapío y edad reglamentaria.

Los ganaderos, a preservar la bravura y no rebajarla, mandando siempre encierros bien presentados. No hace falta el "mastodonte" que no se mueva, sino simplemente el toro hecho y derecho, con su conformación anatómica normal de acuerdo a su encaste.

Las empresas, a montar festejos serios y hacer la debida promoción de los mismos entre los aficionados e incluso los no aficionados, implementando creatividad para llamar la atención. Cuidar lo que se va a lidiar y que el desarrollo mismo se lleve a cabo con completa dignidad y profesionalismo, así como unión entre los diversos estamentos.

Nosotros, los comunicadores, prepararnos más para poder describir mejor lo que sucede en el ruedo y, por ende, realizar una interpretación más exacta en nuestros juicios de valor. Ser equilibrados, constructivos, centrados y brindar espacio con veracidad a todos, desde el más encumbrado y hasta el más humilde de los toreros.

Y por supuesto, la afición, a promover la Fiesta y a llevar amigos a los tendidos; procurar aprender más sobre este maravilloso mundo, para poder disfrutar y entender mejor lo que sucede en una plaza de toros, y no como los "neotaurinos" de redes sociales que, con espada desenvainada, "mientan madres" a diestra y siniestra, pero jamás van a una plaza ni mucho menos entienden del tema.

Alguna vez alguien dijo que la Fiesta se defiende sola, y es verdad. Pero se defenderá siempre y cuando el espectáculo y todo lo que le rodea sea verdaderamente digno, preservando la grandeza del toreo, pues entonces los argumentos taurinos cobrarán una mayor entidad.

Ahora mismo, es positivo que los taurinos nos manifestemos. Pero más allá de hacer marchas, debemos manifestarnos con el ejemplo de profesionalismo y unión, hacer bien lo que nos corresponde y, con base en ello, volver a llenar las plazas de toros.