¡Histórico triunfo de Manzanares en Sevilla!
Sábado, 30 Abr 2011
México, D.F.
Redacción | Foto: Felipe Pescador
Cortó dos orejas e indultó un toro
Una actuación para la historia misma del toreo tuvo José María Manzanares esta tarde en la Maestranza de Sevilla pues, en medio de el sublime éxtasis de su tauromaquia, bordó un faenón de antología que derivó en el indulto de su primer toro, mientras que al segundo le cortó las dos orejas.
No cabe duda que la vida le hace justicia a los que trabajan diariamente con profesionalismo y entrega sin límite, pues el año pasado Manzanares estaba a punto de ser operado de la espalda y, hace unos meses, la lesión en el pulgar de la mano derecha lo mantuvo alejado de los ruedos por un buen periodo.
Hoy, José Mari tuvo quizá la tarde de su consagración absoluta como figura del toreo mundial. ¿Ha superado a su padre? Tal vez sí, y esto no es nada común dentro del mundo del toro, de tal forma que cobra un mérito muy grande lo que este joven torero ha realizado a lo largo de su trayectoria.
"Arrojado" fue el primero de su lote, un ejemplar de Núñez del Cuvillo que, en los primeros momentos de su lidia, no parecía que daría el juego que terminó brindando. Una media verónica con sabor añejo fue el inicio de un concierto de inspiración, pues la faena de muleta resultó un caudal de arte y torería, una perfecta conjunción entre toro y torero.
El toro, descolgadito y de bellas hechuras, fue siempre a más y a más, embistiendo con clase y un recorrido extraordinario, mientras que José Mari creaba la perfecta manifestación de temple, tanto con la mano derecha como con la izquierda, muletazos interminables, deteniendo el tiempo en cada serie y gustándose a tope.
Totalmente abandonado en el arte de su creación, dibujó una arrucina de dimensiones sobrenaturales y, para cuando toreaba ya redondo, las lágrimas habían aparecido en los ojos de muchos aficionados que caían rendidos ante el toreo de Manzanares y que pintaron de blanco el tendido para solicitar el indulto.
El torero pudo haberse ido rápido tras la espada y asegurar las orejas y el rabo, máximos trofeos que tenía más que ganados. Sin embargo, fue generoso con el público y con el ganadero, así que siguió toreando con la misma perfección hasta que el Presidente asomó el pañuelo naranja, aquel que no aparecía desde hace 43 años en esta plaza, cuando se indultó a un novillo de Albaserrada.
Con las dos orejas simbólicas y acompañado por el ganadero Álvaro Núñez, José Mari dio una clamorosa vuelta al ruedo, muy contento pero seguramente satisfecho, pues toreó de verdad como mandan los cánones y potenció todas las virtudes de un toro que tragó más de 70 muletazos.
No conforme con la historia que había construido, salió como un javato para enfrentar alque cerró plaza, otro toro de buena condición y que tuvo recorrido, metiendo la cabeza con calidad en la sarga de José María, que volvió a bordar una auténtica obra de arte.
Muletazos profundos, largos e igualmente templados, fueron construyendo otra faena histórica y plagada de momentos memorables, como un cambio de mano por delante que puso en pie al público de La Maestranza,que no se cansó de aplaudirle a este gran torero.
Como un cañón se fue tras la espada y cobró una estocada en todo lo alto pero ligeramente trasera, la cual fue suficiente para terminar con la vida del toro y que las dos orejas fueran a parar a su espuerta, abriendo rotundamente, y de par en par, la Puerta del Príncipe.
Morante de la Puebla tuvo una tarde de contrastes. Su primero regresó a los corrales por débil y, ese lugar, salió un sobrero que tuvo movilidad y transmisión, aunque un puntito de genio. El de La Puebla lo entendió y corrió la mano con temple y buen gusto, acoplándose bien y dejando destalles de su muy característico sello. Lástima que lo pinchó, pues lo que pudo ser una oreja quedó en ovación desde el tercio.
Su segundo llegó totalmente parado al tercio mortal y, cuando acudía al engaño, lo hacía con medias embestidas, de tal forma que Morante prefirió abreviar y cortó por lo sano, ante algunos pitos del público.
Julio Aparicio se nota un tanto pasado de peso y sin buena condición física, aunque claro, hay que considerar la fuerte cornada que sufrió el año pasado en Madrid, pues un percance de esa magnitud pasa factura. Jadeando, dejó escapar al estupendo toro que hizo primero, con el que solamente destacó al torear artísticamente con el percal.
A su segundo le dieron a llenar en el caballo, por lo que muy pronto quedó aplomado. Aparicio abrevió y se retiró en medio del respetuoso silencio del público sevillano.
Ficha Real Maestranza de Sevilla. Lleno en tarde que comenzó lluviosa y que terminó muy agradable. 7 toros de
Núñez del Cuvillo, uno como sobrero, de buen juego en su conjunto, sobresaliendo el lidiado en 3° lugar, que mereció el indulto. Pesos: 531, 520, 519, 500, 509 y 516 kilos.
Julio Aparicio (azul rey y oro): División de opiniones y silencio.
Morante de la Puebla (verde esperanza y oro): Ovación y pitos.
José Maria Manzanares: Dos oreas simbólicas tras indulto y dos orejas.
Manzanares salió a hombros por la Puerta del Príncipe. El toro indultado se llama "Arrojado", número 217 y con 500 kilos, nacido en abril de 2007.
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