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Tauromaquia: La madurez se impone

Lunes, 11 Ene 2016    Puebla, Pue.    Horacio Reiba | Opinión   
La columna de cada lunes en La Jornada de Oriente

La empresa capitalina ha cumplido con las 12 corridas del derecho de apartado, que no incluía los Jueves Taurinos. Y en el balance destacan con claridad los logros de toreros invariablemente maduros, mientras los más jóvenes, por diversos motivos, quedaban a deber.

Por madurez torera estamos entendiendo matadores de más de treinta años de edad y con al menos seis de haber tomado la alternativa, requisito asimismo cumplido por Joselito Adame y El Payo, los únicos orejeados que aún no llegan a la treintena. Lo del corte de orejas, que es lo de menos  evidentemente se trata de un parámetro poco fiable, visto el desgobierno del biombo, en este caso sí resultó funcional, porque salvo los dos mencionados  cuyos tres apéndices por coleta los hacen encabezar la estadística, quienes han recibido premio superan, invariablemente, la barrera de los 30, y las faenas que a criterio de este columnista son las dos cumbres artísticas de la temporada las cuajaron el riojano Diego Urdiales, que suma ya 40 calendarios, y el capitalino Ignacio Garibay, también con 40. Dos auténticos sobrevivientes a los altibajos de la azarosa profesión.

De "Personaje" a "Ilusión"

Dos ganaderías especializadas en el post toro de lidia mexicano –condición no del todo desmentida por ambos coprotagonistas, sumamente nobles, eso sí, iban a propiciar la inolvidable faema  de presentación de Diego Urdiales a "Personaje", de Bernaldo de Quirós (15-11-15), y la maciza, sentida y redonda de Nacho Garibay a "Ilusión", de Arroyo Zarco, en la primera corrida de 2016 (enero 7). Dos estilos de torear nítidamente diferenciados –bendita diferencia, indicio de personalidades acusadas, muy de agradecer en tiempos de rutinaria uniformidad– para dos faenas de gran poso y torería, por más que la del hispano se haya quedado sin expeditivo remate con el acero. Y dos faenas con los atributos que da la madurez torera y humana: oficio, serenidad y una sensibilidad individual plenamente desarrollada. 

Desde luego, veteranía no garantiza arte ni produce por sí misma obras de madurez. Pero sostenida por un corazón bien templado y un alma torera, puede conducir a notables resultados.

Manzanares y Silveti; Escribano y Angelino

El alicantino le cortó a un mansurrón de Handam la primera oreja de la temporada –protestadilla– (24-10-15), y luego eludió, con cualquier pretexto, su anunciada segunda actuación, imitando en esto a su maestro Enrique Ponce. Diego actuó dos veces y alimentó la sospecha, nada nueva, de que su carrera permanece en la indefinición, estilística y técnica. Le correspondió el toro más bravo de la temporada, y la verdad es que "Mazapán", el burraco aquél de Jaral de Peñas, lo hizo pasar un mal rato. La entrega del de Salamanca le valió una muy discutida oreja, pues fue notorio, de mitad de faena en adelante, que la encastada bravura del bicho primaba sobre la buena voluntad del diestro, volteado hasta en dos ocasiones de manera aparatosísima (22-11-15). Otra tarde toreó el menor de los Silveti, entre rachas de viento y sin provecho mayor.

Al contrario del veterano Víctor Puerto, abroncado tras andar a la deriva ante un pésimo lote de De Haro (27-12-15), Manuel Escribano, que con 31 años se presentaba en México, causó magnífica impresión. No se trata solamente de un diestro dispuesto y espectacular, pues además de lucir en banderillas y mostrarse pinturero en los quites, demostró que sabe aguantar, templar y mandar como los buenos. De ahí la merecida oreja que le cortó a "Nati", 5o. de un encierro de La Punta desprovisto tanto de casta como de trapío, luego de mostrarse igual de entregado con el de su confirmación de alternativa, "Cielo", al que demoró en matar (20-12-15).

Tampoco se cuece al primer hervor José Luis Angelino. Pero con 33 años, ha tenido una de sus actuaciones más templadas y toreras en Insurgentes. Le correspondió un berrendo en cárdeno de San Marcos, "Simiente", y un cárdeno oscuro de De Haro, "Tabaco y oro"; dóciles ambos aunque soso y sin fuerza el primero y más propicio el quinto. Y fue con éste que apareció la mejor versión del torero de Apizaco, asentado y firme toda la tarde. Si la primera oreja ofrecía ciertos reparos, la del De Haro era más que merecida y le abrió la Puerta del Encierro a hombros de fornido garrotero. 

Padilla y Juan Pablo

Partieron plaza el 20 de noviembre, un viernes nocturno y gélido que ahuyentó a la clientela. Destartalado y apenas bravucón el sexteto de Marco Garfias, ambos se mostrarían fieles a su estilo: enjundioso y bullidor el jerezano, con dificultad para conectar pero siempre muy templado y mandón el de Aguascalientes. A Juanjo Padilla su bulliciosa entrega le alcanzó para recorrer una vez el anillo, Juan Pablo cobró el único apéndice de la noche. Está para mayores logros, a condición de que incorpore a su fría expresión algo de la enorme vitalidad que contagia al tendido el Ciclón de Jerez.

El Juli y Castella

Dos grandes en su mediana edad a los que la México ve con recelo, dadas las malas experiencias que le han hecho vivir con su común apego a la comodidad del medio toro. Pero esta vez discurrieron por senderos diferentes. A Julián le abuchearon con fuerza su empeño en conservar dos orejas de festival, concedidas por el inefable Chucho Morales luego de encimista faena a una mesa de billar procedente de Fernando de la Mora (08-11-15). 

Por el contrario, el francés ofreció un sobrio recital de reconcentrado torerismo ante dos mulos de Xajay, más toreable el desacompasado "Tres Décadas" y geniudo y agarrado al piso el probón "Consentido". Que en éste haya escuchado un aviso después de cobrar una oreja del primero dice poco de su meritoria actuación. Si no la más lucida ni la más brillante y triunfal que haya tenido en la México, sin duda una de las más responsables e íntegramente toreras. Ambos tendrán una ocasión más para justificar cartel y emolumentos.

Fermín, Fabián y los jueces

Conocida de antemano la veleidad –caprichosa o sometida– de nuestros jueces de plaza, no es de extrañar que, mientras a El Juli le regalaba Jesús Morales dos protestadísimas orejas (08.11.15), a Fermín Rivera le regateara una, legítimamente ganada mediante una elegante lección de colocación y temple con el dócil pero frágil "Ayate", de Villa Carmela (13-12-15). Mientras se increpaba al palco, saboreó Fermín la vuelta al ruedo más aplaudida del ciclo, hermanada en esto con la de Fabián Barba al domingo siguiente, tras exponer y torear en serio con "Miguelito" de La Punta –que lo levantó e hirió levemente al entrar a matar; la negativa de Jorge Ramos a conceder la muy solicitada oreja daría pie al apresurado cambio de nombre del sexto de la tarde, registrado como "Arte" pero lidiado como "Juezpen", incalificable falta de respeto al juez, al público y a la plaza (20-12-15).

En la primera de sus dos tardes, el potosino Rivera desorejó a "Girasol", un manso rajado de Bernaldo de Quirós (15-11-15), y en la otra recorrió por segunda vez el anillo luego de cuajar con la muleta pero atravesar con la espada a "Mestizo" de Villa Carmela. Dos actuaciones señeras, dignas de un torero en su exacto punto de sazón.

Lo peor y lo mejor

La peor noticia del año fue sin duda el gravísimo percance de Mauricio Martínez Kingston (17-12-15), y la mejor, que haya sobrevivido a la bárbara cornada de "Sangre Nueva", de San Marcos, que le fracturó cinco costillas y le atravesó el pulmón izquierdo. 

Ya habrá tiempo para comentar el despropósito de presentar una cartelería armada de antemano, lo que equivale a negar al que triunfa la oportunidad de repetir y afianzarse. Sistema éste conservador, que protege, incluso en su desidia, a las figuras "consagradas" –todas tienen aseguradas dos o más corridas– y cierra el paso a los menos influyentes, independientemente de sus méritos ante el toro.

Y qué mejor ejemplo de lo mismo que los insufribles Jueves Taurinos, programados al parecer con el soterrado propósito de albergar más gente en el callejón que en los desiertos tendidos. Y, de paso, acabar de hundir, con toracos poco recomendables, a los olvidados de la fortuna.


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