Los festejos de los últimos tiempos confirman dos nombres a los que hay que tomar en cuenta y que pueden aportar a la situación actual del toreo: Antonio García "El Chihuahua" y Ernesto Javier "Calita", matadores que, sin ser precisamente de muy reciente doctorado, entran dentro del grupo de los jóvenes.

La Temporada Grande de la Plaza México fue un muy buen espacio para que El Chihuahua mostrara sus credenciales ante el gran público y en festejos muy seguidos a través de la televisión.

Es cierto que Antonio no es un diestro precisamente ortodoxo, pero en el toreo caben variados estilos y conceptos. Lo que es verdad, es que el norteño "le va" al toro y tiene un acusado sentido del espectáculo, variedad en las suertes dentro de los tres tercios para mantener entretenido al espectador.

El Chihuahua es un torero alegre y con un carisma especial para conectar con los tendidos. Y hoy en día, en el marco de una Fiesta que muchas veces cae en la monotonía y estandarización por parte de no pocos toreros, un diestro de singular corte salta a la vista y puede resultar atractivo en los carteles.

Nos consta la lucha que ha llevado Antonio desde que se convirtió en matador de toros, allá por el año 2008, y no hay regateado su entrega en plazas de ínfima categoría buscando labrarse un camino en este difícil mundo del toro. Toda esa garra puede verse pronto recompensada, y bien merecido lo tendría.

Ernesto Javier "Calita" es un torero de otro corte, pues tiende hacia el toreo clásico y de finas hechuras. Luego de doctorarse en 2009, en la Plaza México, el camino no ha sido sencillo y de igual manera ha tenido que navegar en esos cosos de Dios, donde la lucha es el sello característico en el día a día.

De a poco, algunas oportunidades comenzaron a aparecer en el horizonte, y El Calita ha tenido la capacidad para aprovecharlas y comenzar a sonar, ganándose los contratos y sorprendiendo a los aficionados en ferias cada vez de mayor importancia dentro del calendario mexicano.

Y al igual que El Chihuahua, aunque desde la trinchera de su personal concepto, Ernesto está fuera de la monotonía taurina que se manifiesta en la frase de "si ves a uno, parece que viste a todos". Y esto es un plus, un valor agregado que dota de interés a El Calita.

Para la próxima Temporada Grande merecería El Calita una oportunidad, pues se la ha ganado con triunfos en los cosos de la provincia mexicana. Y un campanazo en Insurgentes podría significar ese despegue definitivo de una carrera que promete mucho.

No perdamos de vista a estos dos toreros. Estilos y conceptos quizá encontrados, pero paralelos en la línea del esfuerzo y el atractivo que pueden representar en la confección de los carteles en las grandes ferias. Por lo pronto, están demostrando que quieren... y pueden.

@jorgeraulnacif