Arturo Macías resultó herido en el escroto durante la lidia del quinto toro, en la corrida que se celebró esta noche en la plaza "El Relicario" de Puebla, donde Pedro Gutiérrez "El Capea" cortó cuatro orejas por dos de Octavio García "El Payo", con el que compartió la salida a hombros.

En repetidas ocasiones se dice que las orejas se cortan con la espada y fue así que, esta noche, el buen manejo de la espada por parte de Pedro Gutiérrez le permitió redondear sus faenas convirtiéndose en el máximo triunfador.
 
Bien armado fue el que abrió la función, cuya alegre salida se encontró con el capote del salmantino en un recibimiento de poca quietud; después de la única vara y habiendo cubierto la cuadrilla el segundo tercio con prontitud, Pedro aprovechó las buenas condiciones del xalpeño al que toreó sobre ambas manos, en una labor que el público vio con gusto pero cuyos premios se antojaron excesivos, tomando en cuenta que la estocada fue caída.
 
Nada sobresaliente ocurrió de capa en el cuarto, que se dolió al castigo y trataba de quitarse el palo, difícilmente le pusieron tres banderillas y así se cambió el tercio; Capea, que planteó acertadamente su trasteo, tuvo el mérito de meter al toro en vereda y, si bien las series no fueron de gran limpieza, la voluntad de agradar se hizo patente y la estocada contraria hizo efecto, para que el juez Enrique Guevara repitiera la dosis de dos orejas, que el torero paseó en una vuelta desangelada.
 
El Payo enfrentó al sexto, un toro bien armado y fijo que se desplazó con largueza, dando oportunidad a su matador de torear cadenciosamente a la verónica al recibirlo y al quitarlo; luego entusiasmó al respetable con una faena alegre y expuesta en la que intercaló cambiados por la espalda y desplantes con fondo musical. La estocada entera hizo doblar y le otorgaron un apéndice al que agregaron otro de poco peso.
 
Ante el tercero, Octavio jugó bien los brazos en los lances fundamentales, templado llevó por delante al burel para colocarlo en suerte  donde peleó de  firme con la cabalgadura. En banderillas vimos dos magníficos pares de Diego Martínez que pocos aquilataron, un cambiado por la espalda presagiaba mayores logros, pero el toro que había clavado los pitones en la arena pareció afectarse con ello, y empezó a acortar las embestidas; tras una estocada ligeramente contraria le sonaron las palmas.
 
Algo debe andar fallando a Arturo Macías a la hora de la verdad pues con frecuencia es cogido; hoy su primero le destrozó el punto de la taleguilla después de traerlo prendido varios segundos cuando entró a matar, se salvó milagrosamente de un cate fuerte; antes había estado valiente y poniendo la emoción que le faltó al toro, pudo haber tocado pelo sin embargo se esfumó toda esperanza por pinchar, teniendo que conformarse con las palmas.
 
Cayó herido en el quinto, era un toro sancudote que provocó desorden durante los dos primeros tercios de la lidia; incierto y mal picado complicaba cualquier intento por torearlo, pero ahí estuvo Arturo con deseos hasta que sufrió una colada y fue lanzado por los aiires ya con la herida, El Capea se deshizo con facilidad del toro escuchando leves palmas.