Rodolfo Rodríguez "El Pana" acaba de ser operado de emergencia en el Sanatorio Durango de la Ciudad de México, aquejado de una peritonitis aguda, como consecuencia de la disfunción de la vesícula biliar que ha venido arrastrando desde hace varios meses, y esta noche la pasará en el área de terapia intermedia.

La crisis sobrevino en la tarde del miércoles y se trasladó a la capital para ingresar en el hospital alrededor de las dos de la madrugada del jueves. Su aspecto físico presentaba signos preocupantes, según explica Antonio Urrutia, director ejecutivo de la Asociación de Matadores:

"La bilis tenía una fuerte infección y estaba muy amarillo de la piel. Cuando yo estuve con él para darlo de alta en el sanatorio lo mantenían sedado y no pude hablarle. Esperemos que salga bien de este trance y se recupere pronto, pues tiene dos corridas en puerta".

La operación corrió a cargo de los doctores Jaime Santos y Juan Manuel Nogueira, y estuvo al pendiente el médico de cabecera de la Asociación, Jorge Uribe, quien explicó el procedimiento de la misma, así como el estado de salud del torero de Apizaco:

"Esta complicación se produjo porque no guardó el reposo necesario tras la operación que le hicieron en el mes de noviembre, y la derivación que le habían colocado de la vesícula hacia el estómago se zafó, lo que ocasionó que la bilis fuera directamente a sus intestinos. La operación consistió en sacar la pus que se había acumulado, retirar las adherencias y dejar en condiciones esa región del aparato digestivo que estaba muy dañada".

El Pana deberá permanecer en terapia intermedia durante un par de días, y si su estado de salud mejora favorablemente recibirá el alta medica en unos siete días, pues se trata de una intervención grande.

Por este motivo perderá la corrida del sábado 2 de abril en Saltillo, y ahora mismo está en duda que pueda participar en la Feria de Aguascalientes del viernes 23 de abril, prácticamente dentro de cuatro semanas, pues todo dependerá de su recuperación.

No hay que olvidar que Rodolfo ha recibido más de treinta cornadas y a este calvario de percances se suma uno todavía más dramático, el del alcoholismo que padece desde hace muchos años, de tal forma que su salud es frágil. Si a ello sumamos sus seis décadas de existencia en condiciones casi siempre adversas, el panorama ya no es tan halagüeño.