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La terna se impone al viento y a los toros (fotos)

Miércoles, 02 Feb 2011    Encarnación de Díaz, Jal.    Adrián Sánchez | Foto: Landín-Miranda          
Rafael Ortega cortó la única oreja de la tarde
La terna compuesta por Rafael Ortega, Fernando Ochoa y Miguel Ángel Perera, se impuso al deslucido juego de los toros de Cerro Viejo, y también al viento que estuvo molestando durante el primer festejo de la Feria de Encarnación de Díaz, en un festejo donde el tlaxcalteca fue el único espada que consiguió cotar una solitaria oreja.

La faena más destacada corrió a cargo de Miguel Ángel Perera, que toreó muy bien al primer toro de su lote, uno de los dos ejemplares manejables del encierro. A base de quietud, trazo largo y profundidad, el extremeño cuajó series de muy buen acabado. Sin embargo, su toreo tan serio no caló en el ánimo de la gente como se esperaba.

A este toro, corrido en tercer lugar, le hizo un emocionante quite por tafalleras, y a lo largo de la faena, en la que intercaló estatuarios y dosantinas, hubo toreo del bueno. Abrochó el trasteo con una ajustadas manoletinas y lo que pudo traducirse en el corte de un apéndice lo echó a perder con la espadas, pues señaló hasta cuatro pinchazos antes de dar muerte al de Cerro Viejo de media estocada.

En el sexto el poco juego que dio el toro le impidió redondear una faena esforzada, y tuvo que darle muerte pegado a tablas, ya cuando el de Cerro Viejo se había acobardado por completo. Se retiró en medio de una ovación de reconocimiento a su empeño.

Fiel a su estilo, Rafael Ortega armó la escandalera en el cuarto, al que toreó bien con el capote, clavó banderillas con entusiasmo, y más tarde hizo una faena de mucha garra que comenzó de rodillas. El de Apizaco se esforzó como si de un novillero se tratase y su labor agradó mucho a la gente. A la hora de matar colocó una buena estocada y la gente pidió un segundo trofeo que no fue concedido por el juez de plaza.

En su primero, el que abrió plaza, se vio obligado a abreviar tras un trasteo machacón, en el que porfió sin conseguir resultados positivos, pues el toro se paró demasiado pronto.

Al igual que Perera, Fernando Ochoa malogró una faena entonada al segundo toro de la corrida, que fue el más potable del encierro de Alfonso Franco. El michoacano toreó con largueza y temple en varias series que fueron coreadas con fuerza. Los adornos, como los cambios de manos y los martinetes, fueron detalles de calidad que aderezaron una labor aseada y torera. Mató de una estocada trasera de la que el toro tardó en morir, y solamente fue ovacionado.

En el quinto volvió a mostrarse con oficio en una faena donde hubo pasajes rescatables, pero, de nueva cuenta, no estuvo fino con el acero y tuvo que conformarse con saludar una ovación en el tercio.

Ficha
Encarnación de Díaz, Jal. Primera corrida de feria. Media plaza en tarde soleada pero con viento que molestó durante todo el festejo. Seis toros de Cerro Viejo, bien presentados, pero deslucidos en su conjunto; los más potables se corrieron en 2o. y 3o. lugar, respectivamente. Pesos: 463, 474, 471, 470, 468 y 473 kilos. Rafael Ortega (azul turquesa y oro): Palmas y oreja con petición. Fernando Ochoa (azul rey y oro): Palmas y ovación. Miguel Ángel Perera (malva y oro): Ovación en su lote. Al finalizar el paseíllo se tributó en minuto de aplausos a la memoria de José María Luévano, y los toros llevaron nombres alusivmos al matador recientemente fallecido.


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