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Opinión: Un chico moreno y de mirada seria

Lunes, 24 Ene 2011    Aguascalientes, Ags.    Xavier González Fisher | Especial   
Que llegó casi descalzo a la plaza de toros "San Marcos"
Cuando a finales de los años ochenta del pasado siglo Guillermo González Martínez inició la institucionalización de la enseñanza de la tauromaquia en Aguascalientes, instalando en la plaza de toros "San Marcos" una escuela a la que nombró Abogado Jesús Ramírez Gámez, en recuerdo de aquél conspicuo personaje que fuera el apoderado de toda la vida de Humberto Moro, pronto destacó un chico muy moreno, de mirada seria, que llegó casi descalzo a la plaza a querer ser torero y en el que el matador retirado Rubén Salazar vio pronto a alguien que al menos de salón, ejecutaba la verónica con una profundidad inusitada.

José María Luévano, era ese chico moreno que toreaba maravillosamente a la verónica, fue ayudado en todos aspectos por José Luis Ramírez "El Padrino", quien en su día quiso ser torero y ahora se dedicaba a dar festejos en pueblos y al poco de iniciada esta andadura, Guillermo hace lo que hoy los economistas llaman una alianza estratégica con Manolo Martínez y comienzan a programar novilladas en distintas plazas de la República, lo que logra que en nuestra plaza de "San Marcos" se den hasta treinta novilladas en alguno de sus ciclos, cosa pocas veces vista aquí.

Así, José María, Fernando Ochoa, los Cuates Espinosa, Arturo Manzur, César Alfonso "El Calesa" y Alfredo Ríos "El Conde", entre los que ahora me vienen a la mente, comienzan a caminar en los ruedos bajo la mirada y la guía de quien es sin duda, la última gran figura del toreo en México y tienen la ocasión de compartir tentaderos y carteles con toreros venidos del otro lado del mar. José Tomás, Finito de Córdoba y Sebastián Castella en algún momento o integraron carteles con ellos o estuvieron en los tentaderos de las ganaderías de Manolo Martínez, El Colmenar o San Martín aprendiendo juntos.

A partir de su debut en la Plaza México, el 16 de agosto de 1992, se inició una interesante relación entre la afición capitalina y José María. Su parecido físico con Fernando de los Reyes "El Callao", torero de su misma cuerda, consentido de aquella afición, despertó viejos sentimientos dormidos, que le permitieron gozar por algún tiempo, del favor de la plaza más grande del mundo, donde se mantuvo como triunfador los años de 2003 y 2004.

Actualmente luchaba por salir de un bache de los que en ocasiones caen los toreros, aunque el toro de la carretera se interpuso en su empeño.

¡Que descanse en paz!  


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