La nota importante la ha dado esta tarde el diestro michoacano Fernando Ochoa, que ha practicado un toreo de calidad y buen gusto, con el que ha hecho disfrutar a un entumido público de Pachuca, que ha hecho una aceptable entrada, en lo que ha sido la segunda corrida de su feria.
Y es que el moreliano ha disfrutado torear, y ha hecho disfrutar, desde la clase con que ejecutó las verónicas a su primero, con el que casi apenas de haber tomado la muleta, fue maromeado llevándose sólo algunos golpes, porque lo quiso pasar por el pitón izquierdo y por ese lado era casi intocable la res.
Por el derecho ha dibujado muletazos así de templados, llenos de buen gusto, en un trasteo bien estructurado que ha gustado por ese contenido. Señaló un pinchazo antes de dejar una estocada apenas caída, y hubo palmas en el arrastre para el animal.
Con su segundo, un bicho mansurrón pero que en la muleta se ha dejado torear, nuevamente ha hecho el toreo de calidad, de temple, que pese a que el público entumecido del frío polar que hacía en la plaza, le coreó y reconoció con fuerza. Dejó una estocada defectuosa y aún así se pidió el trofeo, que le fue concedido
A Paco Dóddoli se le nota el paso del tiempo y a su lote dejaron que le pegaran fuerte en el caballo para “poderles”. Su primero ciertamente fue un punto áspero y picoso, pero en el tercio mortal llegó sin apenas voluntad de embestir.
Su segundo, un toro más hecho, se desplazó con clase y largueza pero llegó sin gas por el duro castigo que le dieron en varas, regalando aún así embestidas claras y con fijeza y sin abrir el hocico además. Su trasteo fue insulso y tras una estocada caída se arrancó a dar la vuelta al ruedo por su voluntad.
Rafael Ortega estuvo más torero y entonado con su primero. Lo saludó con una larga de rodillas, lo veroniqueó y quitó por navarras, así como banderilleó con facilidad, que la gente se le entregó. Le correspondió un buen toro emotivo de salida, y con fijeza, pero que vino a menos en el tercio final.
Le pegó ayudados estimables, bien rematados, que calaron en el tendido. Manoletinas y estocada, para que se pidiera con fuerza el trofeo, tras escuchar un aviso. Hubo palmas en el arrastre a la res.
El segundo de su lote fue manso y el torero trató de aprovechar la poca buena condición que tuvo el animal, aunque después protestara. Destacó el quite por mandiles, y luego se empeñó en dejar un par de cortas. Con la muleta hubo algunos buenos pasajes, pero también un toreo de efecto para el público, logrando su cometido. Falló con el acero y las palmas lo acompañaron a la barrera.
Pedro Gutiérrez “El Capea” se esforzó ante un astado deslucido y mansurrón con el que poco pudo hacer, más que mostrar su voluntad, y como lo mató bien, de media en buen sitio, la concurrencia pidió el trofeo.
Con el que cerró plaza pudo hacer algo más. Lo saludó con una larga de rodillas en tablas y en la muleta, con el astado que fue soso, al menos repitió con la cara a media altura con cierta fijeza. Hubo muletazos de buen trazo y cambiados por delante que tuvieron eco. Naturales con empaque bien rematados, para dejar dos pinchazos y certero golpe de descabello, escuchando un aviso y algunas palmas
Plaza "Vicente Segura". Unas 1200 personas, en tarde muy fría y airosa. 5 toros de Montecristo y uno de Cieneguilla, desiguales de presentación y juego. Dos toros de El Grullo (1o. y 5o.), de buena condición el segundo de éstos, pero el excesivo castigo no lo dejó ver. Paco Dóddoli (nazareno y oro): Palmas y vuelta. Rafael Ortega (azul añil y oro): Oreja tras aviso y palmas. Fernando Ochoa (gris perla y oro): Oreja y oreja. El Capea (azul cobalto y oro): Oreja y palmas tras aviso. Incidencias: Rafael Ortega pidió regalar un toro cuando se había cambiado ya el tercer tercio en el octavo astado; el juez no lo concedió y la gente del matador se molestó, incluyendo al empresario, que cuestionó e insultó a las autoridades sin entender el reglamento, argumentando que él "se juega el dinero".