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Crónica Reciente

Importante triunfo de Fermín Spínola en la México
Domingo, 21 Dic 2008 | México, D.F.
Fuente: Jorge Raúl Nacif/Foto:Tadeo Alcina y Sergio Hidalgo
      

La décimosegunda corrida de la Temporada Grande en la Plaza México, y última de las anunciadas en el Derecho de Apartado, tuvo aspectos muy interesantes, como la gran faena de Fermín Spínola que le valió cortar dos orejas al segundo toro de la tarde, así como la gratísima variedad de quites que vimos: fregolinas, caleserinas y saltilleras, además de tafalleras y chicuelinas, interpretados por los tres espadas del cartel.

Desde que hizo válido su turno para hacer un quite con el primer toro del festejo, correspondiente a El Zapata, Fermín Spínola dejó muy en claro que esta tarde venía a triunfar.

Luego de emocionar al público con tres buenos pares de banderillas, incluido un violín al quiebro en el centro del ruedo, que le resultó de gran exposición, inició su faena con el primero de su lote ejecutando bellos muletazos de trasteo, desde los cuales el toro mostró que tendría calidad.

La labor subió de tono rápidamente, pues Fermín hilvanó largas y templadas tandas con la mano derecha, embarcando correctamente las suaves embestidas y aflorando el arte de su muleta. Aunque con la izquierda el toro no iba con la misma claridad, consiguió algunos naturales de bello trazo.

Abandonado por completo a su obra, Fermín se dio gusto y continuó toreando a placer por derechazos, intercalando algunos adornos muy toreros y llenos de sentimiento, como un par de muletazos dejando caer el engaño y mirando a los tendidos.

Tras rubricar su labor con una buena estocada al volapié, el juez reconcedió atinadamente las dos orejas, con las que recorrió el anillo en un par de ocasiones, la segunda acompañado del ganadero, Fernando Ochoa hijo.

El segundo de su lote fue un astado que, si bien es cierto se dejó meter mano, no fue tan potable ni con la misma clase que el primero. Fermín volvió a mostrar una encomiable actitud y logró momentos buenos, aunque sin poder redondear su actuación.

Lo mejor en esta oportunidad fue el estupendo segundo tercio que consiguió, sobresaliendo el segundo par de banderillas, en el que el toro se arrancó con fuerza y alegría, obligando a Fermín a hacer un enorme esfuerzo para ganarle apretadamente la cara y clavar en lo alto.

Uriel Moreno “El Zapata” también tuvo una tarde importante. El primero de la tarde era un toro muy noble, pero escaso de fuerza y un tanto tardo. Para complacer al público, cubrió el segundo tercio, cuando tal vez el toro no era para banderillas de matador; aún así, lo realizó con lucimiento.

Con la muleta, El Zapata hizo gala de colocación, pues en base a estar en el sitio idóneo, instrumentó un par de buenas tandas con la derecha y otra más con la izquierda, poniendo al público en pie al cuajar un bello cambio de mano por delante.

Al tirarse a matar, pinchó en lo alto, pero en el segundo intento logró una buena estocada, siendo prendido sin consecuencias. Tras doblar el burel, el público solicitó la oreja, misma que fue otorgada.

El cuarto de la tarde presentó un peligro sordo, de esos que muy pocos pueden identificar. No era sencillo extraerle los muletazos, pero Uriel, mostrando que se encuentra en muy buen sitio, supo darle su tiempo y dejarle la pañosa en la cara para cuajar varios redondos que emocionaron a la afición.

Mucho mérito  tuvo esta labor, pues el toro no era nada fácil y había que estar muy bien puesto para crear belleza delante de él, cosa que El Zapata consiguió con creces. Luego de terminar con la vida del de El Junco, le fue otorgada la oreja entre algunas protestas.

Leopoldo Casasola salió al ruedo un tanto revolucionado, y en ninguno de sus dos toros atinó a asentarse del todo. Con su primero inició bien, toreando con la derecha, pero la labor vino poco a poco a menos y terminó por no decir nada, no obstante el esfuerzo desplegado.

Con el sexto del festejo, un toro alegre y que tenía recorrido, pese a que terminaba con la cara arriba, volvió a pegar muchos pases sin sentimiento, mientras un pequeño conato de bronca en el tendido de sol distraía a los aficionados.

A la hora de entrar a matar fue volteado aparatosamente, sin consecuencias, y ello le grajeó una ovación del público que, sólo al final, terminó aceptando una voluntad que no encontró demasiado eco en los tendidos.

Ficha

Decimosegunda y última corrida de la Temporada Grande 2008. Unas 4 mil personas en tarde soleada y fresca. 6 Toros de El Junco, justos de presentación y manejables en su conjunto, de los que sobresalieron el 1o. por su nobleza, premiado con arrastre lento, y el 2o. por su clase. Pesos: 486, 490, 475, 480, 475 y 550 kilos.  El Zapata (hueso y azabache): Oreja y oreja. Fermín Spínola (granate y oro): Dos orejas y silencio. Leopoldo Casasola (azul rey y oro): Silencio y ovación. El banderillero Edmundo Navarro hizo un oportuno quite a un compañero. Spínola dio una vuelta al ruedo en compañía del ganadero Fernando Ochoa Sánchez.

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