Ante tres cuartos de entrada y un gran ambiente, esta corrida benéfica en la Monumental de Morelia comenzó con la presencia en el ruedo de Guillermo Capetillo y la empresaria Tomasina, quienes entregaron regalos y donativos en especie a los niños de la Fundación AMANC, que están luchando en contra del cáncer.
Con su primer toro, Joselito Adame tuvo un inicio a tambor batiente, con dos largas cambiadas de rodillas, una serie de chicuelinas y un quite por chicuelinas antiguas. Con la muleta debió dosificar las tandas al dar distancia y tiempo al de Peñalba, que no terminó por entregarse. Luego de dos intentos con la espada, y un par de descabellos, escuchó palmas tras un aviso.
Su faena importante llegó con el otro toro en el que invitó a banderillear a los hombres de plata de su cuadrilla: Héctor García y Fernando García, para dar un espectáculo de calidad. Con la muleta, el torero de Aguascalientes realizó una lidia basada en su experiencia y madurez, y con paciencia fue ligando los pases por ambos pitones hasta que consiguió momentos de calidad que remató de una estocada entera, por lo que se concedieron dos merecidas orejas.
El segundo espada del cartel, el español Juan Ortega, que debutaba en este coso, y aunque con el primer toro de su lote, que era precioso de tipo, no tuvo tela de donde cortar, pero no tiró por la calle de en medio, sino que se empeñó en hacerle faena. Aunque el de Peñalba salía suelto de la muleta, el sevillano acortó distancias, le tapó la cara y lo encauzó con temple para lograr soberbios muletazos que fueron jaleados con fuerza por el público. Concluyó su labor de pinchazo y descabello, por lo que perdió la oreja que tenía ganada.
También los fallos con los aceros le privaron del triunfo ante el otro toro al que recibió con lentas y dibujadas verónicas. Con la muleta dejó ver la gran dimensión del toreo que realiza y cautiva a los públicos. Alcanzó su mejor nivel al torear por naturales, plagados de lentitud y belleza. Terminó con un pasaje de muletazos con una rodilla flexionada que también gustaron mucho. Un pinchazo arriba, previo a una estocada, le hizo perder un apéndice, pero, a cambio, recibió cariñosas palmas del público que estuvo muy receptivo a su gran concepto del toreo.
Isaac Fonseca se justificó plenamente a lo largo de toda la corrida con la afición de su tierra y, apoyado por su gente, hizo valer su condición de local para concretar un triunfo de tres orejas, a razón de una de su primero y las dos, del último de la noche, respectivamente.
El cuarto toro tuvo movilidad y el moreliano la aprovechó para hacer una lidia variada que fue del gustó de la gente. Remató su faena al primer viaje con la espada y cortó una oreja. El séptimo ejemplar fue el que dio mejor juego de la corrida, por su transmisión, e Isaac lo brindó a la empresaria Tomasina.
Con creces aprovechó las cualidades del toro para ligar muletazos largos y con sentimiento, por lo que la banda de música le tocó el tema "Caminos de Michoacán" y la gente la cantó para acompañar la faena de su paisano. Fonseca se dejó querer y correspondió con otras tandas de calidad. Mató de media estocada muy efectiva y así cortó dos orejas para salir del ruedo entre la aclamación popular.
Luego de ejecutar un efectivo rejonazo final, el puntillero levantó dos veces al toro. A pesar de ello recibió petición de oreja que no fue concedida por el juez de plaza y a cambio dio aclamada vuelta al ruedo.