Será en los próximos días cuando el médico maxilofacial Agustín Monroy, que también ha estado involucrado en este caso, se haga cargo de la última operación del rostro, una vez que la zona afectada se encuentre en condiciones de ser intervenida y con ello poder reparar los daños en el arco cigomático, que está fracturado.

Después de 16 días de haber permanecido ingresado, varios de ellos en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Puebla, el torero de 24 años salió a las 14:30 horas de la clínica acompañado de sus padres, y por su primo hermano, Othón Ortega hijo, en medio de diversas muestras de cariño del personal médico que a lo largo de todo este tiempo han estado al pendiente de su salud, misma que por momentos provocó instantes de mucha zozobra. 

En este hospital fue intervenido en dos ocasiones: primero por el doctor Fausto Álvarez, el neurocirujano que lo atendió de la fractura en la base del cráneo, donde tenía esquirlas de hueso y, posteriormente, el médico otorrinolaringólogo Luis Alberto Sánchez, que lo operó del daño sufrido en el oído derecho.

Por ahora, los doctores no han querido emitir un pronóstico de las secuelas que este percance pueda tener en la salud de Alberto, pero lo más importante, y todos coinciden, es que salvó la vida y hoy dormirá en su casa de Apizaco.

Cabe mencionar que la atención primaria realizada por el doctor José Antonio Zamora Lomelí en Tlaxcala, que hizo la llamada operación de "contención de daños", fue fundamental ya que una cornada de esta gravedad y magnitud pudo haber tenido consecuencias fatales si no hubiese recibido una atención médica tan eficiente desde el momento en que estuvo en manos del jefe de los servicios médicos de la plaza de Tlaxcala.

A la espera de saber cuándo va a ser programada la operación del rostro, desde aquí le deseamos a Alberto una pronta mejoría y que, de una vez por todas, deje atrás este lamentable suceso que tanta preocupación provocó en el medio taurino.