Gastón Santos hijo publicó un texto a manera de elegía a la memoria de su señor padre que falleció el día de ayer, a través de una emotiva pieza que describe la personalidad del hombre que marcó toda una época tanto en los ruedos, así como el campo del séptimo arte, y que aquí reproducimos:
¿Cómo empezar? ¿Cómo le explico a mis hijas quién fue su abuelo? Mi papá fue un lector voraz toda su vida, con una memoria más que privilegiada. En más de una ocasión en aquellas sobremesas tan interesantes que nos regalaba, llenas de historia, cultura, pero con el toque de picardía y buen humor que lo caracterizaba, hacía referencia a los individuos "Alfa" que menciona Aldous Huxley y que mi padre lo aplicaba a la gente que a él realmente le causaba un impacto por su personalidad arrolladora, su energía y cómo al entrar a cualquier sitio su presencia generaba una gran impresión.
Contados con los dedos de la mano conocemos a tales individuos en el transcurso de nuestra vida. Sin duda mi padre fue un individuo Alfa. Su vida la vivió como pocos; le tocó ser testigo y escuchar de viva voz de quienes escribieron la historia post-revolucionaria de México y él a su vez hizo historia como rejoneador, ganadero, y también como actor de cine.
Su deseo de forjarse un camino propio, con esa incomparable fortaleza que tuvo hasta su último aliento, lo llevó a convertirse en la máxima figura del rejoneo de México y triunfar en todas las plazas de toros del mundo. Toda su vida vivió la pasión por el campo, la flora y la fauna y nos la ha transmitido a quienes seguimos su ejemplo.
No había tema de conversación del cual no tuviera gran conocimiento y una marcada opinión. El olor del tabaco de su pipa, su afición por la cocina y la escuela que ha dejado de la buena coctelería, perdura en la memoria de quienes estuvimos cerca de él. Su espíritu de aventura lo llevó de cacería a los lugares más remotos y a generar amistades duraderas por todo el orbe y más de un romance en su andar.
Sus triunfos como torero, lo valiente, lo guapo, aunado a su gran carisma y excelente conversación (hablaba 4 idiomas), le permitieron convertirse en ese personaje de cine que marcó época. Mis amigos y yo coincidimos que fue la tormenta perfecta. Su personalidad, como la de todos los genios, también le generó su dosis de sinsabores, pero le creó vínculos de lealtad inquebrantables, siempre, siempre, siempre siendo fiel a sus ideales.
Forjado de otro hierro, de aquel que esta época difícilmente replica, pero del que todos cuando pensamos en nuestros antepasados, añoramos con nostalgia, entre tantos aprendizajes que me dio mi padre, está el de vivir la vida al máximo, ser fiel a mis ideales y nunca darme por vencido. Creo que así les empiezo a contar a mis hijas sobre la vida de su abuelo. En memoria de Gastón Santos Pue, mi padre.