Isaac Fonseca había declarado que reventaría Madrid, y si no lo hizo fue porque la espada lo traicionó en el quinto, un novillo con clase, del Conde de Mayalde, al que el mexicano toreó con una emocionada intensidad desde que se abrió de capote.
A pesar de haber pinchado en dos ocasiones, en las que entró a matar atracándose de toro, y quizá sin la cabeza totalmente fría para conquistar el triunfo, el novillero moreliano demostró que tiene una ambición infinita que, si lo llevará lejos. Porque desde el quite al primer novillo de la tarde, en el que combinó dos saltilleras, una gaonera, una revolera y una brionesa, el mexicano demostró que venía a por todas en esta segunda comparecencia suya en Las Ventas, ahí donde dejó su huella y fue alentado en todo momento por la gente.
Ya desde la faena al segundo ejemplar del festejo, un novillo noble y flojo, dejó detalles de inteligencia, como fue la medida justa de una faena que el público agradeció, tras una certera estocada, debido a la ausencia de fuerza del ejemplar, síntoma que marcó el desarrollo de todo el encierro del Conde de Mayalde, que fue parejo en hechuras y juego, con algunos matices.
Decidido a triunfar a costa de lo que fuera, Fonseca recibió al quinto con un asentado y torero ramillete de verónicas, y luego le hizo un quite por gaoneras en la boca de riego, ahí mismo donde se plantó de rodillas para citarlo de largo y darle dos péndulos de rodillas, que devolvieron a la tarde la ilusión perdida, pues tanto Santa Claros como Álvaro Burdiel habían estado bien, sobre todo éste último, pero sin terminar de conectar con el público debido a la ausencia de transmisión de sus novillos, de los que solamente el primero tuvo un punto mayor de codicia y no acabó de ser comprendido por Santana Claros.
Luego de ese trepidante inicio de faena por parte de Fonseca, el público no perdió de vista todo cuanto hizo el moreliano, que cogió la montera que había quedado en los medios tras el brindis, y así ejecutó dos series de muletazos largos, templados, roto de cintura, con la emoción en un puño.
Y así transcurrió la faena, por el mismo sendero de la entrega y el sentimiento, en la que intercaló remates mirando al público, que estuvo siempre atento y disfrutó de la personalidad de Fonseca. Las bernadinas finales, un tanto apresuradas, con las que abrochó la faena, quizá no tuvieron el mismo son de un trasteo bien estructurado y sentido, pero igualmente sirvieron para calentar el ambiente antes de esos dos inoportunos pinchazos que no le permitieron a Isaac redondear una actuación muy seria en Madrid.
La tercera vez que entró a matar colocó una rotunda estocada, de la que el novillo salió muerto de la mano. A pesar de los dos pinchazos, el público, compenetrado con Isaac, que lloraba de rabia en el callejón, lo llamó a dar una bonita vuelta al ruedo que vino a paliar, en cierta medida, un triunfo sin orejas que lo mantiene como uno de los novilleros punteros en Europa.
De sus compañeros de cartel, cabe destacar las buenas maneras de Álvaro Burdiel, alumno de la Escuela Taurina de Madrid, al que apodera el maestro José Ortega Cano, que aprovechó la buena condición del sexto para toreare con pausa, pensando las cosas y haciendo el toreo clásico que gusta en esta plaza, en la que debutaba el día de hoy.
La entonada faena al tercero, que tenía poca fuerza tras haberse dañado con una violenta vuelta de campana, tuvo tiempo y serenidad. Y llegó más al tendido la del sexto, donde hubo momentos importantes y también la mácula de la espada.
Santana Claros tuvo los arrestos de permanecer en el ruedo hasta el final de la novillada, no obstante que, al entrar a matar al primero, sufrió una cornada cerrada al ser volteado en el primer embroque, y más tarde hizo un buen quite antes de dar paso a una faena que no trascendió porque el de Conde de Mayalde llegó deslucido a la muleta.
Al final del festejo, la gente salió recompensada por la entrega de los toreros, cada uno con su estilo y personalidad, siendo Isaac Fonseca el que mayor impacto causó por el desparpajo que tiene para andar en el ruedo, su claridad de ideas y un concepto del toreo que comienza a delinear un estilo definido, caracterizado por la entrega, la sinceridad y un sentimiento con acento mexicano.
Ficha Madrid, España.- Plaza de Las Ventas. Noveno festejo de la Feria de San Isidro. Segunda novillada. Dos tercios de entrada en tarde calurosa. Novillos de
Conde de Mayalde, bien presentados, parejos en hechuras, nobles y flojos en general, de los que sobresalió el 5o. por su clase. Pesos: 465, 469, 501, 515, 512 y 511 kilos.
Santana Claros (nazareno y oro): Silencio tras aviso y silencio.
Isaac Fonseca (verde olivo y oro): Ovación y vuelta tras petición.
Álvaro Burdiel (azul noche y oro): Silencio y ovación tras aviso. Incidencias: Destacaron en banderillas
Javier Ambel, que saludó en el 1o., y
Raúl Ruiz, que hizo lo propio en el 5o.
Iván García clavó buenos pares al 3o.
Santana Claros ingresó a la enfermería al terminar la corrida para ser atendido de una cornada interna en el muslo derecho, sufrida al entrar a matar al 1o. Al finalizar el paseíllo se rindió un minuto de silencio a la memoria de
José Gómez Ortega "Gallito", en el aniversario 102 de su muerte.