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Gustándose, Mejía gusta a la afición (video)

Domingo, 28 Feb 2010    México, D.F.    Jorge Raúl Nacif | Foto: De Labra           
Un nuevo triunfo
Manolo Mejía logró esta tarde en La México un triunfo que necesitaba, y lo hizo mezclando la solidez de su técnica con el gusto por torear, algo que caló en el tendido, al igual que el ímpetu de una Hilda Tenorio que tuvo un afortunado doctorado.

A lo largo de su carrera, el diestro de Tacuba ha mostrado una técnica envidiable, pero en los últimos años algo le había faltado para calentar al público de este coso en la mayoría de las tardes: transmisión. Más allá de las dos orejas concedidas, Manolo disfrutó el toreo con el cuarto de la tarde y reflejó ese gusto en la afición, que le coreó fuerte.

El de Autrique, noble y con calidad en la embestida, requería su tiempo y espacio, pues le costaba repetir tres o cuatro veces. Con conocimiento, Mejía le dio su pausa y las tandas fueron cortas y sin forzarlo, pero con contenido, sobre todo cuando toreó de forma muy templada al natural, el mejor lado del astado.

El trazo, largo y sentido, provocó el olé, que se extendió cuando Manolo rubricó un cambio de mano por delante. Con la derecha dejó algunos destellos pero la cosa no fue igual, por lo que de nuevo se regodeó toreando con la zurda, siempre mimando la embestida del burel.
 
Entre tanda y tanda, fijaba al toro y alegraba a la afición con giros que le fueron jaleados, denotando lo a gusto que estaba el torero y que, sin duda, ayudaron con transmisión a meter al público a su labor

La parte final de la faena vino un poco a menos, pero la gran estocada con la que el toro cayó patas arriba hizo que la petición se tornará fuerte exigiendo los dos trofeos, con los que el de Tacuba recorrió el redondel, sonriendo de oreja a oreja.

A su primero lo entendió bien, pues era un cárdeno que terminaba con la cara arriba y salía desparramando la vista. Dejándole la muleta en la cara y dandole dus distancia exacta, cuajó buenos momentos, aunque se fue en banda en su primera intervención con la toledana y todo quedó en algunos aplausos.

Hilda Tenorio recibió la borla de matadora de toros en un hecho historico y por demás emotivo. Su primer toro, alto y largo, nunca se entregó, y aunque la novel matadora lo intentó con afición, poco pudo hacer.

El sexto de la tarde tenía calidad y nobleza. Hilda lo recibió con cuatro estupendas verónicas que pusieron en pie a un público dispuesto a apoyarla en todo momento. La faena de muleta la inició con una serie de estéticos doblones, rematadas con un cambio de mano rodilla en tierra.

La siguiente tanda fue con la derecha, acoplándose bien con las embestidas del astado y templando de buena manera, momentos en los que la afición le coreaba con gran fuerza. Al cambiarse la sarga a la izquierda bajó el nivel, ya que no era el mejor pitón del toro, pero bien plantada y con alegría, extrajo buenos trazos.

Emocionada y siempre con la afición a su favor, pinchó en el primer intento con el acero, pero en el segundo dejó una entera que terminó con la vida del burel y a sus manos fue a parar una oreja de gran valor especifico.

Vaya una tarde que jamás olvidará Hilda Tenorio, en la que ha dejado constancia de su carisma y valor, virtudes que esperemos la lleven muy lejos ahora en el escalafón mayor, y por qué no, tiene cualidades para pensar en grande.

El balance final de la tarde fue injusto para el español Ruiz Manuel, pues pechó con lo menos toreable del encierro y, además, el viento molestó mucho durante la lidia de sus enemigos. Lástima que el público tomó partido por los astados.

Los pitos y los absurdos gritos de "toro, toro" durante la lidia del complicadísimo quinto nos parecieron injustificados, pues Manuel estuvo en torero y lo intentó por todas las maneras, sin obtener resultados favorables.

Ficha
Plaza México. Decimoctava corrida de la Temporada Grande. Unas diez mil personas en tarde soleada y con intermitentes ráfagas de viento. 6 toros de Autrique, bien presentados, y de juego desigual, de los que descató el 4o., premiado con arrastre lento. 3o. y 5o. fueron muy complicados y sacaron genio. 1o. fue deslucido y el 6o, manejable. Pesos: 490, 516, 494, 495, 485 y 472 kilos. Hilda tomó la alternativa con el toro "Victorioso", número 81, cárdeno claro. Manolo Mejía (azul turquesa y oro): Silencio y dos orejas. Ruiz Manuel (azul rey y oro): Silencio tras aviso y pitos tras aviso. Hilda Tenorio (blanco y oro): Ovación y oreja. Destacarón en varas El Güero de la Capilla y Juan Pablo González, y con las banderillas Alejandro Prado. El gandero Luis Autrique dio una vuelta al ruedo en compañía de Hilda Tenorio.

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