En lo que fue una tarde con grandes lapsos de tedio en la Plaza México, el diestro madrileño Roberto Galán realizó lo más destacado y dejó un buen sabor de boca delante del toro con el que confirmó la alternativa, tras el que saludó la única ovación desde el tercio.

Delante de este ejemplar de Vistahermosa, que tenía cierta clase en sus embestidas pero carecía de fuerza, el torero avecindado en México desde hace siete años firmó una labor tan seria como aseada, pues entendió bien las condiciones del toro y, con base en no forzarlo y torearlo más en la línea, dibujó momentos de bella factura.

Así, consintiendo al ejemplar, Galán templó por derecha y los trazos resultaron muy lentos. El público, poco a poco, se fue metiendo en el trasteo y terminó por reconocer el esfuerzo del torero ibérico, que hasta en redondo logró torear.  Esperándolo mucho, también eslabonó algunos naturales de buen acabado.

Cuando el momento más importante de su labor había llegado, y se antojaba ir por la espada y reventar al toro para poder cortarle una oreja, Roberto se pasó de faena y el público se enfrió un poco, de tal forma que la petición fue muy leve tras rematar de media estocada y todo quedó en una cariñosa salida al tercio.

Su segundo fue protestado de salida, pues el público consideró que le faltaba trapío. Más que eso, hay que apuntar que el astado era cariavacado y feo de tipo, y sus hechuras correspondieron al juego que brindó, pues fue complicado y se defendía ante los engaños, punteando y calamocheando, de tal forma que Roberto solamente pudo notarse esforzado.

Israel Téllez saldó su vuelta a La México, después de cuatro años, con una actuación digna. El primero de su lote no solamente tuvo poca fuerza, sino que terminó en la invalidez. Tras cubrir con mérito el segundo tercio, se mostró tesonero con la sarga, aunque prefirió abreviar al ver que el burel apenas y podía mantenerse en pie.

Su segundo apretó fuerte con los montados; Israel lució más con las banderillas y se presagiaba algo importante en la muleta, pues el toro mostraba bravura. Sin embargo, y cuando el torero de Uriangato se entonaba al ligar templados derechazos, el ejemplar vino a menos y terminó un tanto tardo; seguramente le pesaron esos 546 kilos. De esta forma, la faena no tomó mayor vuelo vuelo y todo quedó en silencio, pero hay que destacar que Téllez se mostró sólido y su actuación tuvo mérito.

El tercero de la tarde, que correspondió a Lupita López, fue el más potable del encierro y, sin ser realmente un toro de bandera, tuvo cualidades, pues acudía con alegría y recorrido, sin malas ideas. La yucateca lo lanceó a la verónica y se le aplaudió en el remate, y ya con la muleta comenzó toreando sabroso son la mano derecha en un par de buenas tandas, pero el trasteo fue a menos y la torera no logró tomarle de nuevo el ritmo al astado, evidenciando falta de sitio, aunque se le aplaudió en algunos detalles antes de rematar de una estocada muy baja.

Su segundo fue un toro alto y largo, ejemplar que fue ciertamente deslucido y no fue materia prima para que Lupita pudiera triunfar. La matadora hizo el esfuerzo, pero las violentas embestidas del ejemplar complicaron cualquier empeño realizado. Se puso muy pesada con el acero y se retiró en medio de algunos pitos tras despachar, en el enésimo descabello, al último toro del año 2012 en la Plaza México.