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Estrujante actuación de Diego en México (video)

Domingo, 28 Oct 2012    México, D.F.    Jorge Raúl Nacif | Foto: Sergio Hidalgo           
Dio una vuelta al ruedo tras conmocionar al público

La palabra “estrujante” hace referencia a lo emocionante y a todo aquello que provoca una sensación fuerte e intensa, adjetivo que podría describir la actuación que Diego Silveti brindó en la primera corrida de la Temporada Grande en la Plaza México, más allá de no haber podido tocar pelo.

Estrujante… como el estoico quite por gaoneras que le recetó a su primero, lances de frente y por detrás en los que mantuvo asentadas las zapatillas sobre la arena para pasarse cerca los pitones del ejemplar. En ese mismo terreno de la emoción, inició  su faena toreando por alto en un palmo de terreno,  sin enmendar hasta que fue necesario para ligar una trincherilla y recibir las primeras ovaciones de un trasteo bien estructurado.

Aprovechando la calidad del astado de Xajay, el torero de dinastía ligó pases por el pitón derecho en los que logró recrearse, mostrando recursos delante de la cara del toro como cuando giró para ligar la dosantina. Es cierto, el izquierdo no era precisamente el mejor perfil del burel, pero se colocó en el sitio para correr la mano en naturales de bello acabado.

El punto de mayor emotividad de la faena ocurrió cuando, tras cambiar el ayudado por el estoque, Silveti se quedó muy quieto para jugarse la vida en unas bernardinas que rompieron con el cuadro, pues los pitones rozaron su cuerpo y el público explotó ante esta demostración de torería y le tributó el siempre atronador grito de “torero, torero”. Sí, así fue, estrujante a todas luces, pues la gente aplaudió a rabiar al filo de sus asientos mientras que el torero quedó al borde de las lágrimas.

Media estocada consiguió al tirarse a matar y tuvo que usar un par de veces la espada de descabellar, por lo que perdió las dos orejas que con tanta emoción había ganado y todo quedó en una vuelta al ruedo. Las orejas son importantes, sí, pero más importante es dejar la impronta de uno mismo y del desarrollo profesional que se va adquiriendo, algo que Silveti logró sobradamente.

Y si ya había puesto al público de pie con su primero, de nuevo lo hizo ante su segundo, pues el adjetivo “estrujante” apareció de nuevo al ejecutar unas saltilleras de postín, llenas de quietud y raza torera, rematadas en esa misma tesitura. El ejemplar, que hizo sexto, tenía calidad pero desafortunadamente se apagó muy pronto, pero esto no fue óbice para que Diego se mostrara insistente y pudiera cuajar momentos de clase.

Dándole sus ventajas al toro y cerca de los tableros, Silveti acortó distancias para provocar las embestidas, en algo que el público le reconoció con sus palmas. Tras media estocada y un descabello, salió al tercio para cosechar una cálida ovación, palmas que denotan la expectativa que, desde ahora, genera su vuelta a esta plaza, programada para el 25 de noviembre.

La tarde no fue fácil para Fermín Spínola. Su primero fue un toro que tuvo un comportamiento un tanto incierto, pues en ocasiones acudía humillado a la muleta y, en otras, lo hacía sin gran ritmo. Bravura un tanto seca la del burel, pues era áspero también, y con el que Fermín logró dos tandas con la mano diestra que le fueron coreadas por la ligazón en los muletazos y la transmisión que proyectaba el ejemplar.

Una más al natural, en trazos llevando bien toreado al de Xajay, pero la faena no alcanzó a tomar la altura esperada y, hacia el final, el ejemplar salía ya suelto y se refugió en tablas. Al ejecutar la estocada en la suerte de recibir, el astado le echó mano y le propinó una paliza de órdago, resultando con un puntazo en el escroto. Visiblemente dolorido, pasó fatigas para matar y escuchó dos avisos.

Bien cubrió el segundo tercio ante el quinto, sobresaliendo un quiebro casi en los medios de la plaza. El toro acudía a la muleta pero lo hacía sin transmisión y tendía a salir con la cara a media altura, de tal forma que los esfuerzos de Fermín no tuvieron recompensa. El torero demostró la buena técnica que atesora y terminó resolviendo la papeleta con decoro, aunque sin llegarle mucho a los tendidos.

Enrique Ponce tuvo una actuación cuesta arriba y que terminó de fea manera para él. Su primero tuvo nobleza pero careció de transmisión y no se empleaba en la muleta del valenciano, que lo trató con mimo y le sacó el partido que tenía, regalando algunos muletazos impregnados de ese arte que atesora.

Su segundo prácticamente no tuvo un pase, pues era tardo y, cuando acudía, salía desparramando la vista y haciendo caso omiso del torero. Como se puso pesado con el acero, se retiro entre pitos. Decidido a lograr el triunfo, regaló un toro de la misma procedencia, el cual fue duramente protestado por el tendido, pues el público consideraba que le faltaba trapío. El ejemplar era veleto de cornamenta y en general feo de hechuras, lo que quizá motivó todavía más a las protestas.

El público está en todo su derecho de pronunciarse, pero no de arrojar las almohadillas a la arena mientras un torero se la está jugando, ya que son un peligro real y latente pues, un resbalón de toro o torero, puede causar un percance y, aunque sea un ejemplar que el público considera sin trapío, también puede pegar cornadas.

Contrariado debido a las circunstancias y molesto por esta situación de los cojines, Ponce hizo el esfuerzo, pero el toro resultó complicado y poco pudo lograr. Pinchó en muchas ocasiones y falló otras tantas con el descabello, hasta escuchar dos avisos y retirarse entre los pitos del público que se mantuvo en los tendidos.

Ficha
México, D.F.- Plaza México. Primera corrida de la Temporada Grande 2012-2013. Más de tres cuartos de entrada (unas 35 mil personas) en tarde agradable, con ligeras ráfagas de viento. Seis toros de Xajay, correctos de presentación y de juego desigual, entre los que destacó el 3o. por su calidad. Uno de regalo, de la misma ganadería, que fue muy protestado al considerar el público que carecía de trapío. Pesos: 531, 484, 475, 471, 485, 490 y 501 kilos. Enrique Ponce (grana y oro): Palmas, pitos tras aviso y pitos tras dos avisos. Fermín Spínola (azul turquesa y oro): Silencio tras dos avisos y silencio. Diego Silveti (sangre de pichón y oro): Vuelta tras aviso y ovación tras aviso. Incidencias: Spínola sufrió un puntazo en el escroto al tirarse a matar a su primero. Tras el paseíllo se rindió un minuto de aplausos a la memoria del matador Mariano Ramos, cuyas cenizas dieron una vuelta al ruedo paseadas por Juan Luis Silis. Saludó desde el tercio Christian Sánchez tras parear al 6o.

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