Y aunque todo indicaba que la corrida no embistiría, se cumplió el refrán y fue justamente el toro corrido en el lugar de honor el que le permitió a Macías cortar una oreja por una faena que en términos generales tuvo desde la emoción hasta el dramatismo.

Si bien no fue una faena pletórica de arte, sí tuvo la emoción necesaria para que los casi 5 mil aficionados pudieran quitarse el agridulce sabor de una corrida que aunque dura para los toreros y difícil de entender para el grueso del tendido, resultó por demás interesante.

Macías salió determinado al triunfo puesto que la tarde se le puso cuesta arriba con un primer ejemplar que aunque avispado, tuvo emotividad, aunque no le permitió lucir. La faena al quinto de Xajay fue esperanzadora de inicio y ya con la muleta, alcanzó cotas altas.

Un inicio por péndulos y las primeras series con un toro que iba de largo fueron calando a los aficionados, pero un titubeo ante las picosas embestidas del astado mandó a Arturo a los aires, cayendo de fea manera, pero que al final generaron un ambiente de dulce para el aguascalentense.

Daba la sensación que el toro podía dar más de sí, aunque Macías logró aprovechar las nobles embestidas. La faena fue corta pero vibrante y como rayo se volcó tras el morro, sepultado una estocada casi entera que bastó para tocar pelo y pese a que la mayoría pedía un segundo trofeo, solo se concedió uno.

Zotoluco estuvo salió a defender el sitio que se ha ganado a pulso. La animadversión del tendido de sol, aunque incesante, no tuvo el eco de otras tardes, pues Lalo sacó a relucir el poderío y sapiencia acumulada.

Con el que cortó la oreja salió a por todas desde el inicio, con sendas largas al hilo de las tablas. Con la muleta fue atemperando con maestría las embestidas poco claras hasta lograr momentos de valía al torear con pulso y relajamiento. Con el primero, también estuvo por encima con un toro violento y que se quedaba corto, por lo que Zotoluco tuvo que aguantar a cabalidad.

Joselito Adame rompió una racha de cinco corridas tocando pelo, le tocó el hueso del encierro que poco le permitió hacer por más que se esforzó. La gente le pedía que regalase un toro, lo que a fin de cuentas hizo, pero tampoco con el de San Marcos tuvo suerte, sin duda un cumpleaños que no le supo del todo bien.