Con aires de frescura, un alto sentido de la competencia y una actutid a toda prueba, el diestro
hidrocálido Joselito Adame se alzó con el triunfo en la segunda corrida de la temporada en la Monumental de Mérida, tras el corte de un apéndice, que dice poco tras lo mostrado en el albero yucateco.

Por lo que toca a la historia de este dìa, habrá que decir que se trató de una tarde con mal fario, de las que desde un principio se tornan cuesta arriba, ya por la copiosa lluvia que alejò a los aficionados, dejando con pèrdidas seguras a los organizadores, pero también porque el peligro rondò toda la tarde con sustos para el sevillano Daniel Luque y los subalternos Pascual Navarro y Carlos Sánchez Torreblanca, que cerca estuvieron de la cornada.

A ello habrá que sumar el balance de tres toros despitorrados, por lo que de agradecerse fue lo
hecho por Adame que, enbalance fue quien puso la cuota de torería, para un triunfo pleno de autoridad.

De encomio la corrida enviada por Manolo Espinosa e hijos, con toros de aceptable presencia, con notoria cuota de raza, bravura y fijeza -términos escasos en la actualidad en el diccionario taurino- en su mayoría empujando en las cabalgaduras y aunque por momentos se tornaron incómodos, es de justicia afirmar que en general se dejaron torear.

Por lo que toca a Joselito Adame, habrá que decir que ni se notó que venía de una cornada. El hidrocálido tuvo una tarde de tres orejas, que terminó en solo una luego de sus fallos a espadas.

La faena que le cuajó a su primero de la ganaderìa de Armilla Hermanos, sustituto del toro titular que hubo de ser devuelto al despitorrarse, alcanzó altos vuelos gracias a su entrega y variedad.

El joven coleta se centró pronto con su antagonista al que terminò por cuajarle una faena entendida y variada. ya con las chicuelinas de inicio y los doblones para empezar su trasteo, para posteriormente dar paso a una labor con estructura y buen fondo. Enganchando al toro por abajo con ambas manos, Adame consiguiò una labor entonada, salpicada de alegrías como los afarolados, las dosantinas y los muletazos del desdén, pasajes que le aseguraban los apéndices, mismos que perdió con el fallo a espadas.

Pero con su segundo no fue menos. Joselito bordó un quitazo por zapopinas, rayando a grandes alturas con el percal cuyos vuelos continuaron en el remate,tras el manguerazo de villalta. Con las banderillas, ahí quedó el tercer par de garapullos para un lucido tercio, por lo que los aficionados lo llamaron al tercio.

Con ansias de triunfo, Joselito Adame dio paso a otra faena de enhorabuena. Con garbo, alegría desbordante y una madruez que asoma, el coleta volvió a calar en los tendidos tras una labor con mucho fondo y regusto. De sobra insistir en como se le entregaron los aficionados.

Por lo que toca a Daniel Luque, quien fungió como primer espada para salir antes de terminar el festejo para viajar a León donde este lunes toreará la corrida guadalupana, habrá  que decir que se fue inédito.

El sevillano lució con escuela al torear con el capote, más con la muleta no logró despejar las dudas. Su primero se prodigó en los albores de su  trasteo, más una duda en el tiempo exacto de la faena en que debìa imponerse, terminò por virar la moneda.

El poco mando con la muleta le trajo un susto al quedar a merced del astado, que le perdonó la cornada. Y como no lograra meter pronto en el canasto a su antagonista, el pasaje resultó complicado y cuando se decidió, el toro se rajó. Por si fuera poco, su segundo toro se despitorró,
por lo que hubo de abreviar y esperar a la tarde de mañana para llevar mejores noticias a casa.

Octavio García "El Payo", también tuvo que remar contracorriente. Su primero, se despitorró y aunque hizo por torearlo, los aficionados le exigieron lo despachara de inmediato, por lo que ni tardó el anuncio de uno de regalo. Con su segundo, apenas y alcanzó algunos detalles dignos de encomio ante un toro de buen lado derecho, sin que la faena alcanzara a tomar vuelo, misma suerte que corrió con el obsequio, un toro de Bernaldo de Quirós, que resultó tardo, regateando las embestidas, por lo que las palmas finales agradecieron su intento por lograr faena.