¡Muere el maestro Antoñete en Madrid!
Sábado, 22 Oct 2011
México, D.F.
Redacción | Infograma: Landín-Miranda
Uno de los toreros más clásicos de la historia
El maestro Antonio Chenel "Antoñete" falleció este sábado a los 79 años de edad, en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid, donde permanecía ingresado desde hace varios días debido a la bronconeumonía de la que había enfermado.
La insuficiencia respiratoria que lo mantuvo sin calidad de vida en los últimos años, al final fue la causante de esta complicación que ha ocasionado su muerte. La capilla ardiente se instalará en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, el próximo lunes, de las 10:00 a las 16:00 horas, para que la afición pueda darle el último adiós.
Antoñete nació en la capital de España el 24 de junio del año 1932, y desde niño se aficionó a la Fiesta debido a que su cuñado, Antonio Parejo, era el guardaplaza de Las Ventas, sitio donde aprendió a caminar y que, con el paso del tiempo se convirtió en su coso talismán.
El maestro se vistió por primera vez de luces en el año 1946, precisamente en Las Ventas, y tomó la alternativa en 1953 en Castellón de la Plana, en la Feria de La Magdalena. Su padrino fue Julio Aparicio, ante la mirada de Pedro Martínez "Pedrés", quien le cedió al toro "Carvajal", número 54, negro, de la ganadería de Curro Chica.
Confirmó en Las Ventas el 13 de mayo de 1953, con Rafael Ortega como padrino, siendo en esta ocasión Julio Aparicio el testigo. El toro de la ceremonia se llamó "Rabón", número 95, negro, de la divisa salmantina de Alipio Pérez-Tabernero.
Unos pocos méses después, el 22 de noviembre de 1953, ratificó su alternativa en la Plaza México, acartelado con Manuel Capetillo y Juan Silveti. En corrida lidió, en primer lugar, al toro de nombre "Cómico", del hierro de San Mateo.
La longeva carrera del maestro Antoñete estuvo plagada de altibajos, provocados por las múltiples lesiones de huesos que sufrió, pues había crecido descalcificado, en plena Guerra Civil. Sin embargo, el sello de torero caro siempre lo conservó, y entre sus más grandes faenas se recuerdan la que hizo al toro "Atrevido", al que la gente bautizó como "el toro blanco", de la ganadería de Osborne, el 15 de mayo de 1966 en la plaza de Las Ventas.
A México vino en contadas veces, siendo en su última etapa cuando más ambiente y cartel dejó entre la afición azteca, con actuaciones brillantes en la Plaza México, por allá del año 1985, y también en la plaza "Nuevo Progreso" de Guadalajara, en 1987.
Antoñete será recordado como uno de los tres famosos espadas de nombre "Antonio" (al lado de Antonio Bienvenida y Antonio Ordóñez) que han sido paradigma del toreo clásico; el toreo eterno. Desde aquí enviamos nuestras condolencias a su viuda y resto de la familia, así como a sus amigos, que son muchos, porque el maestro siempre supo cultivar el valor de la amistad. Descanse en paz.
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