Marco Antonio Ramírez Villalón murió esta mañana en Morelia de causas naturales, y con su partida deja un gran legado como promotor de la cultura de la tauromaquia, a la que dedicó tantos años de su vida hasta que consiguió crear el magnífico Centro Cultural Tres Marías, uno de los museos taurinos más importantes.
El doctor Ramírez nació en Morelia el 25 de abril de 1943. Era hijo de del próspero abogado Enrique Ramírez Miguel, además de sobrino del que fuera exitoso ganadero, el ingeniero Mariano Ramírez, cuya ganadería administró durante un tiempo una vez que su tío había fallecido. Las relaciones de su familia con el medio de los toros eran muchas, y él supo enriquecerlas con el paso del tiempo.
Asimismo, desde joven sintió una gran pasión por el arte taurino y la bibliografía, por lo que comenzó a adquirir óleos y libros que mostraba con satisfacción en su casa de la Hacienda de la Flor, hasta que llegó el momento en que ya no era posible dar cabida a tantas piezas, y fue así como surgió la idea de edificar el Centro Cultural Tres Marías, un enclave tan representativo par la cultura de una ciudad donde la familia Ramírez es sumamente querida y admirada.
Marco Antonio había estudiado medicina y se tituló como médico cirujano partero por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, y estudio una especialidad en cardiología en la Universidad de Minesotta en Estados Unidos.
A partir de 1985 emprendió su aventura taurina como empresario, alentado por varios amigos, como Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, y después de incursionar organizando festejos en la Monumental de Morelia, surgió la posibilidad de construir El Palacio del Arte, un recinto que pronto se posicionó en el gusto de los aficionados tanto de Morelia como de otras regiones que acudían a presenciar sus festejos taurinos.
A partir de esos años ingresó a Bibliófilos Taurinos de México y fue acrecentando su biblioteca, que lleva por nombre "Salvador García Bolio", uno de sus amigos más entrañables que colaboró estrechamente con él hasta el día de hoy en todo lo referente a este apartado del Centro Cultural, que hoy día conserva más de 14 mil volúmenes.
En su importante faceta como empresario, el doctor Ramírez era vicepresidente del Consejo de Administración de Organización Ramírez, que entre otras actividades, se dedica a manejar la empresa Cinépolis en varios países del mundo donde tiene presencia.
La partida de Marco Antonio Ramírez Villalón deja un enorme hueco en el medio taurino, no sólo de México, donde era muy respetado, sino de España, donde gozaba de tantos afectos, en ese peregrinar de coleccionista y magnífico aficionado que disfrutaba sus largas estancias en Madrid, desde donde se desplazaba a ver toros.
El doctor Marco deja a sus hijos Valentina y Rafael, así como varios nietos hijos de ambos, además de sus hermanos Florentino, ganadero de Real de Valladolid, y Enrique, a los que les enviamos nuestro pésame más sentido por esta irreparable pérdida, la de un hombre comprometido con su gente, sus amigos y, sobre todo, con la cultura de la Fiesta Brava, que nos deja un enorme legado que servirá para perpetuar su nombre, su memoria y su generoso empeño.