Desde hace varios años, el antitaurinismo ha implementado diversas estrategias para terminar con la fiesta de los toros a nivel mundial, a través de mecanismos que se han replicado prácticamente desde que comenzó esta agresiva cruzada contra la Fiesta Brava, que tuvo su mayor golpe mediático con la prohibición de Cataluña de 2010 que, paradójicamente, años más tarde fue revocada.
Unos meses después, en Ecuador se emprendió una dura campaña antitaurina, que fue manipulada desde la esfera del poder político, encabezado entonces por el presidente Rafael Correa –hoy día procesado por actos de corrupción–, mediante una consulta popular celebrada en 2011 que, al final, derivó en la prohibición de la muerte del toro en la plaza en distintos municipios, entre ellos el de Quito, que era el más relevante y visible en el plano internacional.
Aquella consulta fue criticada desde un inicio porque en su forma y en su fondo era evidentemente inconstitucional. Y más allá del tema sobre los toros, se trató de una vergonzosa "metida de mano" del Ejecutivo en la justicia, que generó que haya sido considerada totalmente espuria por los abogados constitucionalistas más prestigiosos de aquel país.
Este jueves en la Corte Constitucional del Ecuador se realizará una audiencia para que sean escuchadas las dos partes en conflicto; es decir, quienes presentaron la demanda de inconstitucionalidad de la pregunta ocho de la Consulta Popular de 2011 –los representantes de los sectores taurinos– y otros grupos que están en contra.
Luego de la audiencia, los jueces constitucionales se tomarán un período indeterminado, que puede ser de días, semanas o meses, para analizar el caso y establecerán su postura vía votación. Será hasta entonces cuando la Corte emitirá el dictamen correspondiente.
Al existir un reconocimiento jurídico cultural de la tauromaquia, a ésta le son aplicables, automáticamente, todos los derechos constitucionales relacionados con el arte y la cultura.
Estos derechos constitucionales son Derechos Humanos fundamentales, como el derecho a la libertad de identidad cultural, el derecho a la no discriminación por cuestiones culturales, el derecho al trabajo o a la libre empresa, etcétera.
Cabe añadir que en Ecuador han existido los toros de forma continuada e ininterrumpida desde el siglo XVI. Existen maravillosos apuntes históricos que recogen, por ejemplo, cómo los propios indígenas se escapaban de sus labores para ir a participar en los festejos taurinos, de tal manera que esta manifestación supone un gran rasgo de identidad, y forma parte de los usos y costumbres del pueblo ecuatoriano, de la misma manera como sucede en otros países de nuestra América taurina.