¡Cómo la terna de hoy me hizo recordar aquellas novilleriles tardes de guerra en el ruedo!
Un encierro con todas las de la ley, toreros con entrega sin reserva alguna. Cada uno a su aire luchó por el triunfo, y aunque San Román se alzó con un triunfo importantísimo, el público tapatío despidió con respeto y cariño a tres novilleros que nos pusieron la carne de gallina.
Los novillos de San Martín tuvieron interés: desde el excepcional lidiado en el sitio tercero, hasta el bravísimo y poderoso sexto de la tarde, un cárdeno facado y astifino con mucha plaza, al que los aficionados aplaudieron con fuerza al saltar al ruedo.
El tercero, primero del lote de Diego San Román, un ejemplar negro de pelaje, muy fino de hechuras humilló en el capote del queretano, quien se recreó en lances con temple, de barbilla encajada y acompañamiento de cintura. "Joven Promesa"–como sus hermanos– atacó pronto y éste derribó con fuerza al piquero de tanda.
Enseguida, fuerte sonaron de nuevo los olés en el quite por tafalleras ligadas a la caleserina rematado con revolera invertida.
San Román comenzó la faena de muleta de hinojos por alto, a pesar que tardeó el sanmartino. Clave fue que lo haya aguantado así. Se echó la zarga a la zurda y se recreó en pases embraguetado, con ligazón, mano baja, templados y de amplio recorrido.
La plaza hervía, cuando la muleta pasó a la diestra, la faena subió de tono y ya no perdió el ascenso. Vino un parón espeluznante, que el diestro aguantó con los pitones en la barriga, para obligar a pasar el novillo. El morito, no pasaba ¡embestía!... el torero mandaba.
Tanto se arrimó Diego en una dosantina, que vino la cogida, por fortuna, sin consecuencias. Fue como una inyección de más entrega aún. Ya repuesto del feo batacazo, el valiente queretano puso las dos rodillas en tierra, para seguir por derechazos bien toreados.
Los tendidos ardían, pero en un momento dado, el de San Martín se frenó, se terció y le puso –literal– los pitones en el pecho al torero, quien de nuevo aguantó… a rodilla firme ¿La plaza? ¡Un manicomio!
Cuando se echó la espada a la cara sobrevino un silencio impresionante que explotó al entrar el estoque hasta la bola. El juez, Alfredo Sahagún mostró el pañuelo verde. Todos de acuerdo. Hacía 32 años que un novillero no cortaba un rabo en Guadalajara; desde que Pepe Murillo lo hiciera, en un cartel con los regiomontanos, Alfredo Ferrigno y Hernán Ondarza con novillos de San Martín.
Héctor Gutiérrez, primer espada, se entregó como el que más. Incluso recibió de hinojos en el centro del ruedo a su segundo, el primero de su lote, pronto se apagó. No se salvó de una cogida en el pecho, pero como si nada. Despacho a sus novillos de sendas estocadas.
Su paisano de Aguascalientes, Miguel Aguilar, también gustó en ésta plaza. Un ceñido quite por gaoneras de frente a su primero, para torear por bajo con temple entre olés, al inicio de su faena de muleta. Estocada casi entera con derrame, que le birló el trofeo.
Su segundo presentó complicaciones e incluso lo cogió por el pecho. El broche fue por –ya inusuales– doblones, que la parroquia aplaudió con fuerza. Estoconazo que le valió ser llamado al tercio.
Los tres espadas pueden afirmar que se ganaron el respeto del público exigente de Guadalajara. Para el próximo domingo, la empresa anuncia un evento de Escuelas Taurinas. Qué bien le vendría a la Feria de Octubre, un cartel de novilleros triunfadores.
Ficha Guadalajara, Jal.- Quinta y última novillada de la temporada. Un cuarto de entrada (unas 3 mil 800 personas) en tarde de clima cambiante, con ligera llovizna en el 1o. Novillos de San Martín, bien presentados y bravos en general, de los que destacaron el 2o., 3o. (premiado con arrastre lento) y 6o. Pesos: 445, 430, 420, 440, 425 y 455 kilos. Héctor Gutiérrez (azul rey y oro): Silencio y palmas. Miguel Aguilar (blanco y oro): Ovación en su lote. Diego San Román (azul rey oro): Dos orejas y rabo y silencio. Incidencias: Al final de la lidiad del 3o., el ganadero Juan Pablo Bailleres dio una vuelta al ruedo acompañado de Diego San Ramón. Sobresalieron en varas David Vázquez en el 2o., Martín Carrillo hijo en el 5o. y Eduardo Rivera en el 6o. Y en banderillas, Fermín Quiroz que saludó en el 1o. y José María Villaseñor, en el 4o.