Varios periodistas concuerdan en la ausencia mental del torero mexicano, que afrontó la tarde de ayer en Madrid sin ilusión y entrega, lo que significó una desafortunada actuación que estuvo a punto de representar una gran bronca, según se desprende de los siguientes textos:
ABC (Andrés Amorós):
"El Payo parece haber perdido el sitio por las cornadas. Más penoso es lo del mexicano, que hizo aquí buena campaña como novillero pero ha sufrido graves percances. A eso se debe -supongo- una tarde muy desafortunada. El tercero, negro, armónica, va un poco rebrincado. El diestro no logra la quietud y está fatal con los aceros (el puntillero acaba de rematar el mitin). El último es un sardo de hermosa estampa. Al Payo se le ve inseguro, mal colocado, a merced del toro: lo pasa mal y lo pasamos mal, nosotros. Es preferible un silencio piadoso".
El País (Antonio Lorca):
"Las broncas se las ganó a pulso El Payo. Ausente, desmotivado, medroso, sin sitio, sin voluntad de pelea... El torero pasó un muy mal trago porque no supo o no pudo solventar con bien su papeleta. Muy vulgar ante su soso primero, y a punto estuvo de protagonizar un mitin ante el sexto, un precioso toro que embistió con nobleza y se fue al desoladero sin que le diern oportunidad de lucimiento. Una pena para el toro y una desgracia para el torero".
El Mundo (Zabala de la Serna):
"El Payo sorteó un toro negro y bien hecho que no terminó de humillar con un punto incómodo y gazapón. Pero noble en su caminar, pues caminando embestía. Tampoco el mexicano asentó las zapatillas nunca. Muchas dudas y escasa confianza. No lo vio claro tampoco con la espada. Precioso el sardo sexto. Serio y cuajado. Payo se dobló sin excesivas confianzas. Y siguió por el mismo rumbo. El mexicano ha sido un torero muy castigado y este sábado se le amontonaron todo en la cabeza. El toro no marcó una línea diferente al resto. Dificil de ver así.
La Razón (Patricia Navarro):
"Peor fue la cosa cuando la pitada recayó en un Payo alejado de la versión española que nos había llegado del torero mexicano. No quiso ni pudo plantarle cara al tercero, manejable y sin fondo, ni al sexto, que fue toro rematado, serio, con movilidad aunque se acostaba un poco. No estuvo. Se ausentó toda la tarde".
Aplausos (Redacción)
"No se acopló El Payo con el tercer Torrestrella de la tarde, un ejemplar manejable que requirió temple y paciencia. Algún calamocheo molesto al principio de la faena de muleta, propició que el mexicano no se confiara. Manejó la espada con desacierto. El Payo no estuvo centrado ni seguro con el que cerró plaza, un toro sardo del que se adivinó cierta condición. Apenas se vio lo que tenía el toro porque el mexicano abrevió".