El cambio de formato de la Oreja de Oro fue beneficioso, pues en vez de programar una sexteta de toreros, como en años anteriores, la Asociación Nacional de Matadores confeccionó una atractiva tercia compuesta por Ignacio Garibay, Sergio Flores y Diego Emilio, que tomaba la alternativa.

Así que ya de entrada, asistir a la Monumental de Aguascalientes tenía un aliciente especial para el buen aficionado, con el aderezo de un encierro de Santa Fe del Campo que, desde hace unos seis años, ha tenido un importante repunte que hoy se confirmó: ¡qué importante corrida echaron los señores Gutiérrez Cortina, enhorabuena! Ojalá que las figuras se apunten a matar esta ganadería, merece la pena por el tipo de sus toros y la bravura que manifestaron la mayoría, con sus matices, lo que aportó emoción al festejo del que salió relanzado Flores, ganador del trofeo en disputa, y que volverá a pisar esta plaza el día del Santo Patrono.

Y si sólo se cortó una solitaria oreja, este escueto resultado no refleja la trascendencia de varias faenas realizadas por los tres espadas del cartel; la entrega sin reserva que desplegaron y esas ganas de no dejarse ganar la pelea en ninguno de los pasajes de la corrida.

El sitio de Sergio afloró en una primera faena de las suyas: de trazo largo, compás abierto y ritmo en los pases, además de una estocada, la única de la función, que tumbó al berrendo en poco tiempo, al que había dejado crudo fiel a esa firme confianza del poder de su muleta.

El quinto no le gustó a la gente… y está en su derecho de protestar, aunque ciertamente era un toro tableado y un tanto cariavacado, pero que procedía de la misma camada, lo que se deduce por su numeración. Pero fue pitado y no dejaron a Sergio meterlo en vereda, no obstante que ya estaba en la labor de hacerle fiestas porque el toro se movía y apuntaba cosas buenas.

De tal forma que la actuación de Flores quedó un tanto inconclusa, no así la de Garibay, que salió hecho un auténtico león y le mostró los dientes a su ahijado desde el toro de la alternativa, cuando se enfrascaron en una sana rivalidad en quites antes un ejemplar al que le sobró un puyazo. ¡Qué momento más emotivo! Diego Emilio no se amilanó y replicó al padrino con unas ceñidas saltilleras que calentaron el ambiente.

Y no sólo fue ese detalle por parte de Nacho, sino también el irse a porta gayola en los dos toros de su lote, con una convicción del que quiere seguir vigente. Más tarde hizo una faena equilibrada, con pasajes de toreo de rodillas, mediante largos y templados redondos, y luego de pie, en naturales y más redondos con ritmo y sentimiento, ante un toro de bravura seca. Lo malo fue que el de Santa Fe del Campo se tapó a la hora de matar y le echó la cara arriba, inclusive trompicándolo feamente.

El cuarto embestía con cierta brusquedad y fue el único toro complicado, pero sin llegar a ser molesto. Y a base de esfuerzo y valor, Garibay le robó pases de mucha valía antes de malograr su entonada faena con la espada.

El toricantano se mostró bien a secas delante del toro de la ceremonia, que tenía unas hechuras extraordinarias, y que exigía a un torero más puesto. En el sexto se superó con creces, y toreó francamente bien con la zurda, entregado y roto, en medio de la algarabía de sus paisanos, que ya saboreaban el triunfo de oro… que se tradujo en una pesada losa cuando cayó el tercer aviso.

Fue una pena que haya terminado así la corrida, porque Diego Emilio se había afanado en conquistar la gloria taurina y estuvo a punto de conseguirlo delante de ese toro serio, que se movió con mucha transmisión y tuvo un magnifico pitón izquierdo. Esperemos que este circunstancial revés no sea un parón en su carrera como matador de toros. Tiene madera. Hay que apoyarlo.

Santa Fe del Campo dejó el listón alto, y la prueba de que sí hay otras corridas que embisten en nuestra cabaña brava. Es preciso crear una mayor conciencia entre los profesionales al respecto de este asunto, de cara a que se programen otros hierros, sobre todo aquellos que estén teniendo buenos resultados. También los ganaderos piden paso, como la divisa zacatecana.