altoromexico.com

La ambición... y la bravura (video)

Miércoles, 24 Abr 2013    Aguascalientes, Ags.    Juan Antonio de Labra | Enviado           
Una tarde triunfal y emocionante se vivió en Aguascalientes

La primera novillada de la Feria de Aguascalientes fue todo un éxito, siguiendo así con la estela que dejó la temporada novilleril en la añeja plaza "San Marcos". Y como dice el refrán: "Lo bien toreao, es lo bien rematao", por aquello de que hoy vivimos un resumen-extensión de lo que ocurrió recientemente en el coso de la calle Democracia.

Las numerosas personas que acudieron a este interesantísimo festejo –en su gran mayoría gente joven– tenían cara de felicidad a la salida de la plaza. Se les notaba muy contentas después de ver a tres toreros de distinta personalidad; los tres con una magnífica proyección.

Y miren por dónde que el más inexperto del cartel, con escasas siete novilladas toreadas en su vida, se les fue por delante a sus compañeros. Me refiero a Diego Emilio, así, sin apellido, pero con nombre propio. Se trata del alumno del maestro Manolo Arruza, que estaba satisfecho de ver que su pupilo salía a hombros de la Monumental tras un despliegue de valor, carácter y ambición, tres ingredientes que, en esto del toro, son una auténtica joya en cualquier torero; mucho más en uno que apenas comienza.

Con el lógico verdor de un muchacho tan "nuevo", no dejó escapar la oportunidad de apostar por el triunfo y si es verdad que por momentos se le notó un tanto nervioso, terminó imponiéndose con el bravo novillo corrido en sexto lugar. Vamos, que no se arrugó; por el contrario, y lo fulminó de una estocada ejemplar, volcándose sobre el morrillo como un titán, y pasándose el pitón de "Académico" a milímetros del muslo derecho en el momento del embroque, acto de pundonor.

Hay que apuntar que el encierro de Claudio Huerta nos sorprendió gratamente no sólo por el esmero de su presentación, lo igualado de sus hechuras, así como la definición de su estilo. Salvo el quinto, que fue un ejemplar incómodo y que tendía a defenderse, los otros cinco novillos tuvieron un alto grado de nobleza, y si el segundo destacó por su clase –tenía unas preciosas hechuras garfeñas que no podían fallar– el sexto fue boyante y mantuvo un mismo tono de transmisión. En resumen, la fidelidad a un concepto y a un pie de simiente. ¡Cómo le hubiera gustado a don Javier Garfias ver esta novillada!

La actuación de Diego Emilio estuvo marcada por la entrega; la de un novillero con hambre de triunfo, al que hoy le picaron la cresta en el tercero, al que cortó una merecida oreja. Así es. Fue Ricardo Frausto el responsable de “hacer enojar” a su alernante con un quitazo por gaoneras, limpias y precisas, que tuvieron su inmediata réplica por parte de Diego Emilio, un novillero que le llega con facilidad al público y tiene una reciedumbre que cautiva.

A favor de Ricardo Frausto hay que abonar su conocimiento de los terrenos, las distancias, los toques de muleta, las alturas de los engaño… se trata de un novillero cuajado que está listo para dar el paso a matador en unos cuantos meses.

Si acaso le faltó arrear un poco más con el cuarto, ya que era importante salir a hombros de la plaza de su tierra. Pero se le notó sobrado. Y lució aún más en su primera faena, dotada de seguridad y mando. Que lo ve muy claro, hombre.

Hubiera valido la pena que a esta claridad de ideas y sitio, Ricardo hubiese añadido un puntito más de raza, y ayer no se hubiera marchado por su propio pie de la plaza. Porque para ser figura del toreo –que es casi un milagro– es preciso salir a arrear todas las tardes. Tan solo hay que ver lo que están haciendo las figuras consagradas para echar cuenta de cómo está la guerra.

En medio del novillero más hecho y el más verde, brilló la frescura y el trazo larguísimo de Nicolás Gutiérrez, otro chaval salido de este mismo barro hidrocálido, molde toreros buenos. Al segundo novillo de la tarde, llamado “Cominito”, un nombre histórico en la estirpe sanmateína, le dio unos derechazos extraordinarios por su largueza, con la cintura rota, la cabeza echada sobre la hombrera, en la cuerda de los grandes muleteros mexicanos.

Así que también se nota la mano de su maestro, Luis Fernando Sánchez, que toreaba templadamente y con mucho compás en esa época en que casi todos los toreros jóvenes de México que empezaban se querían parecer a Manolo Martínez, que era el espejo donde se miraban.

Tampoco se amilanó con las descompuestas embestidas del quinto, al que acompañó en cada viaje con el torso, hasta el final de cada pase. Sin desesperarse nunca, Nicolás entró a matar con una técnica depurada y lo reventó para cortar una oreja importante. Tampoco hay que perderlo de vista.

La reflexión postrera de este festejo es sencilla: cuando hay entrega y bravura, los toros son el espectáculo más maravilloso que existe en el mundo. Sólo es cuestión de esmerarse en procurarlas.

Ficha
Aguascalientes, Ags.- Plaza Monumental. Tercer festejo de feria y primera novillada. Un tercio de entrada en tarde calurosa. Novillos de Claudio Huerta, bien presentados y de buen juego en su conjunto, de los que destacó el 2o. por su clase y el 6o. por su bravura, premiado con arrastre lento. Pesos: 460, 381, 425, 423, 380 y 423 kilos. Ricardo Frausto (lila y oro): Oreja y palmas tras aviso. Nicolás Gutiérrez (fucsia y azabache): Ovación y oreja. Diego Emilio (granate y azabache): Oreja y dos orejas. Incidencias: Sobresalió en varas el aspirante El Ruso Delgado, y con las banderillas Pascual Navarro "Pascualet", que clavó con mucha soltura. Al final del festejo Diego Emilio dio una vuelta al ruedo con don Claudio Huerta, su hijo del mismo nombre y dos de sus nietos; minutos después el novillero fue sacado a hombros.

Noticias Relacionadas





Comparte la noticia