Uriel Moreno "El Zapata" fue el triunfador de la corrida celebrada este sábado en "El Relicario", de Puebla, pues desorejó al primer ejemplar de su lote, mientras que Mari Paz Vega fue ovacionada y Jesús Luján se retiró entre pitos.

No es casualidad que Uriel esté a la cabeza del escalafón entre los matadores de toros, si actúa con mayor frecuencia es porque tarde a tarde sale a dar espectáculo y a triunfar, lo que consigue a menudo con el beneplácito de sus seguidores.

Eso lo ha ratificado hoy, muy seguro en el ejercicio de la profesión, le dio lidia completa al primero de su lote armando la escandalera como acostumbra con los palitroques y luego trazando series por ambos lados; como su trasteo tuvo la culminación con la espada, la petición fue unánime para que viniera la concesión de los auriculares.
 
Al segundo lo bregó por delante sin mostrarse de mucho ánimo para poner banderillas, pero como el público se lo exigió, cubrió el tercio con lujo de facultades y dominio de los terrenos; toreros doblones fueron el prólogo muleteril al que siguió una muestra de poderío sobre el bravo burel que no permitía errores, tras una estocada defectuosa antes de la media en buen sitio saludó agradeciendo la ovación; se ordenó para el toro arrastre lento que no satisfizo a todos.
 
Mari Paz estuvo toda la tarde buscando refrendar su triunfo anterior en este escenario aunque no era sencillo; su disposición de agradar se manifestó en el segundo de la tarde que terminó si desplazarse lo suficiente, viendo esto la malagueña terminó con abaniqueos por delante, antes de fallar con ambos aceros lo que ocasionó que le sonaran un aviso, se retiró en silencio.
 
Recogió al quinto con la capa antes que le pegaran fuerte, lo probó suavemente por abajo aunque pronto el burel empezó a  defenderse siendo difícil hacerlo pasar y las opiniones se dividieron, al segundo viaje con el acero dejó espadazo casi entero para escuchar palmas.
 
La actuación de Jesús Luján fue desconcertante; sus deseos de triunfo lo han traicionado y francamente se ha dejado llevar por su temperamento echándose al público encima. Se jugó el físico al recibir al tercero de rodillas y cuando se le terció estuvo en apuros. Éste ejemplar empujó fuerte a la cabalgadura de Moisés López, que aguantó valiente. Quitó por caleserinas mientras la cuadrilla sufría para banderillear.
 
Nuevamente le echó valor toreando de rodillas con la muleta, ya de pie intentó torear sin mandar lo suficiente, eso ocasionó que el toro le echara mano tres veces seguidas por el mismo lado, antes que colocara una estocada y se fuera a la enfermería para ser revisado.
 
El sexto se le quedó abajo antes de tirarle el derrote con el que le partió la taleguilla y lo dejó con los genitales al descubierto. En un gesto de compañerismo y previsión, Mari Paz le prestó un pantalón que traía en la espuerta para que pudiera terminar su labor; Jesús porfió sin llegar a confiarse totalmente terminó de pinchazo y media estocada, sonó un aviso antes que pudiera descabellarlo; el torero enrabietado perdiera la cabeza, pateó al toro muerto y la reacción inmediata de la gente fue de desaprobación provocando pitos y abucheos que lo acompañaron hasta la salida.