César Ibelles cortó la única oreja de la primera novillada de la temporada en la Plaza Arroyo, tras una labor aseada delate del segundo de la tarde, mientras que Xavier Gallardo demostró sus avances y dejó un grato sabor de boca, perdiendo un trofeo por no estar certero con el acero.

En medio del ambiente por el arranque del Festival de Tradiciones Mexicanas que corresponde a Tlaxcala, César mostró solvencia ante el ejemplar de Piedras Negras que le correspondió y dibujó trazos de buen calado por ambos perfiles, acoplándose muy bien por momentos, no sin antes llevarse una voltereta al intentar el quite de oro, tras la suerte de varas.

Y aunque le cuesta conectar con el tendido, Ibelles cuajó muletazos que le fueron coreados, aprovechando la nobleza y recorrido del novillo, sobre todo por el pitón izquierdo, aunque su labor tampoco tomó mayores vuelos y el astado vino a menos. Tras la estocada, y una ligera petición, la autoridad soltó la oreja rápidamente.

Con conocimiento, Xavier Gallardo bregó suavemente al cuarto del festejo, tarjeta de presentación que el público valoró. Tras un bello pase de la firma en los albores del trasteo, el hidalguense consiguió muletazos de buen acabado con la diestra, muy reposado y gustándose en cada uno de éstos, pensando delante de la cara del novillo.

El de Piedras Negras, con clase en sus embestidas y nobleza a raudales, fue materia propicia para que Xavier dibujara también naturales muy lentos, aunque sin poder ligar lo suficiente por este pitón.  La estocada contraria que logró al primer intento no fue suficiente, así que tuvo que tirarse a matar de nuevo y hasta utilizar el descabello, perdiendo la posibilidad de tocar pelo.

Muy animado y demostrando ganas de querer ser salió al ruedo Paulo Campero, que estuvo variado en quites y con las banderillas, sin dejar pasar oportunidad para lucir. Su ejemplar tuvo movilidad, pese a que terminaba con la cabeza a media altura y deslucía el último tiempo del muletazo. Campero dejó detalles de gran calidad, mostrando valor y determinación, aunque también que está poco toreado, fallando finalmente con la espada y quedando todo en palmas.

El colombiano Camilo Pinilla bordó algunos muletazos con clase, aunque resultaron aislados pues no terminó de tomarle la distancia adecuada al novillo y le costó templarlo, resultando con algunos enganchones. Al intentar torear por bernardinas, se llevó un fuerte susto, pero la cosa no a pasó a mayores porque el burel se tocó con la muleta y ya no hizo por él.