El joven becerrista Nicolás Gutiérrez conquistó al público de Arroyo con su toreo y buenas maneras, haciendo las cosas despacio y con mucho arte delante del mejor novillo del encierro de Autrique, al que a la postre le tumbó las orejas y el rabo.

Y así, con garra y carisma, el alumno de la Academia Taurina Municipal de Aguascalientes se abrió de capa y regaló un par de verónicas que calaron en el tendido por lo bien que jugó los brazos. Tras el coreado quite por tafalleras, inició su trasteo toreando por alto, dándose cuenta de la buena condición del ejemplar.

El novillo tenía recorrido y transmisión,así como fijeza, virtudes que aprovechó Nicolás, elegantemente vestido de charro, para correr la mano con la muleta en la derecha, pases cuajados con temple y que causaron impacto entre los asistentes por la largueza en cada uno de éstos, sintiendo mucho el chaval para, así, hacer sentir a los demás.

A pesar de que el astado no tragaba igual por el pitón izquierdo, el hidrocálido hizo el esfuerzo por este perfil, bordando un natural de antología, interminable y llevando bien toreada la embestida. Probado por este lado, volvió a dejar su huella por derecha para luego ligar un par de capatillinas y hasta la dosantina, ya cuando el público estaba entregado con él.

Muy quieto se quedó en las manoletinas que rubricaron su faena, rematadas con el pase de la firma, gustándose mucho y sintiándose torero. Con la misma decisión entró a matar y dejó un estoconazo que sin puntilla fulminó al ejemplar, punto final a una labor que fue premiada con las dos orejas y el rabo, mientras que los restos del novillo fueron paseados en la vuelta al ruedo.

Menudo susto se llevó el michoacano Carlos Ortiz pues, cuando apenas lanceaba de inicio al segundo de la tarde, éste hizo por él y le propinó una fea voltereta, dándole un pezuñazo en la cabeza. Ante la sorpresa del público, el michoacano volvió al ruedo y, con mucha afición, se plantó con la muleta para hacerle fiestas.

El novillo transmitía y Carlos se quedó quieto para ligar los derechazos, saliéndole siempre hacia adelante y demostrando un buen concepto, siempre valiente, siempre pundonoroso y siempre entregado, lo cual valoró el público asistente al festival.

Y de esta manera, aunque pinchó en la primera oportunidad con la toledana, el público le pidió la oreja, misma que fue concedida por el juez de plaza y paseada con una amplia sonrisa por este joven prospecto del estado de Michoacán.

El tapatío Paco Miramontes "Lagartijo", de la Academia Taurina Municipal de Guadalajara, se las entendió con un castaño que le puso las cosas cuesta arriba, pues desde los primeros tercios fue incierto, violento y mostrando muy poquito recorrido.

Fue así que, en los primeros muletazos, el de Autrique se lo echó a los lomos de una manera dramática, afortunadamente sin consecuencias. A partir de ese momento, el ejemplar desarolló un sentido bárbaro y prácticamente no tuvo un pase, pese a que Lagartjijo se juegó la vida de verdad en pos de lograr algo, que finalmente fue imposible.

Toreramente terminó por doblarse con el novillo y, premio al valor demostrado en el redondel, el público lo sacó al tercio y le pidió que diera la vuelta al ruedo, en la que le aplaudieron con gran fuerza.

El tlaxcalteca Emilio Macías dejó ver que tiene técnica y sabe resolver. Sin embargo, el triunfo no llegó dado que el ejemplar que enfrentó resultó muy complicado y peligroso, revolviéndose en un palmo de terreno para buscar coger al torero.

Y cuando completaba el recorrido, el novillo iba muy deslucido y punteando. Aún así, y echando mano de los recursos que ha ido adquiriendo, Macías dejó algunos buenos derechazos, en los cuales manifestó su clase como torero.