El torero tlaxcalteca José Luis Angelino fue el máximo triunfador de la tercera corrida de la temporada 2011, celebrada en la Plaza Monumental de Playas de Tijuana, pues le tumbó las dos orejas al corrido en quinto lugar.
Ante este noble toro, el de Apizaco hizo su toreo alegre que tanto le caracteriza; espero al toro pegado a tablas para ejecutarle dos largas cambiadas de pie y de ahí salir a los tercios y jugar los brazos en buen compás y buen son.
Cubrió un emotivo y buen tercio de banderillas que el público le ovacionó con fuerza. Lo importante fue lo realizado con la muleta, con la cual toreó con la mano muy baja acompañando con la cintura en cada muletazo lo que hizo lucir más su labor.
El toro tenía el defecto de que le costaba trabajo arrancar para el primer muletazo, pero una vez dado el primero el toro repetía con calidad, cosa que Angelino entendió muy bien esa condición del toro y logró momentos de mucho acoplamiento, disfrutando el toreo en muletazos de mucho temple, largos y bien acompasados en faena ciento por ciento derechista, ya que con la mano izquierda jamás siquiera intento pegarle un muletazo.
Muy decidido entró a matar para dejar una buena estocada entera en buen sitio, lo que provocó una fuerte petición de orejas, las cuales le fueron concedidas.
Con su primer toro, de Pepe Garfias, el tlaxcalteca ya había bordado el toreo. De salida, el burel no mintió, tenía buen tranco y son al embestir, remató abajo en los burladeros y busco pelea cuando acometió al caballo; en el tercio de banderillas el toro fue a más y dejó ver nuevamente su buen tranco al embestir.
Angelino cubrió un buen segundo tercio clavando tres pares de excelente ejecución y en buen sitio. Al llegar a la muleta, el de Tlaxcala sabía que tenía un gran toro, bravo, emotivo y con calidad en las embestidas por ambos pitones; el torero se acopló bien por el pitón derecho y empezó a correrle la mano en sendos muletazos, logrando algunos de gran calado en el tendido.
Hay que destacar que logró una tanda de mano muy baja y a un ritmo muy lento, esa lentitud que hace por momentos detener el tiempo, ahí quedó eso. El toro demostró bravura y fijeza aparte de todas las características ya dadas, y fue tan bueno tan bueno que es muy difícil estar bien con estos toros.
Angelino sólo se acopló con él por el derecho; entró a matar muy recto, dejando una media en buen sitio que bastó para que doblara con prontitud ese gran toro de Pepe Garfias. La petición de orejas fue unánime y la mediocre autoridad tan sólo sacó un pañuelo, y lo que es inconcebible fue que dejó que el toro se fuera al destazadero sin algún premio, toro que merecía la vuelta al ruedo por la gran calidad, bravura y temple.
Desafortunadamente a Fermín Rivera sólo lo recordaremos en Tijuana como el sobrino del desaparecido e inolvidable Curro Rivera. Fermín dejó ver que es un torero que tiene buen valor, buena técnica y mucha disposición, pero para llegarle al público no sólo hay que tener valor y técnica, hay que tener también cabeza y sobre todo, sentimiento.
Fermín dijo poco a los tendidos, sin expresar la mínima expresión de sentir algo por lo que estaba haciendo. Lo de la oreja del sexto, bueno, el juez dentro de los muchos petardos que pegó en toda la tarde, decidió hacerle un regalo, y fue precisamente eso, una oreja para el torero.
Manolo Mejía pegó un pertardo esta tarde, y no fue por lo complicado de los toros que le tocaron en suerte a este torero que venía como cabeza de cartel. Es inconcebible que un torero salga a "espantarles las moscas" a los toros, sin decisión alguna. La Fiesta y el público, que paga un boleto. merecen respeto.