Con la entrega auténtica de un novillero que quiere escalar alto, Óscar Amador conquistó a la afición poblana que pidió se le premiara al término de su vibrante faena al sexto; desde el capote hizo gala de quietud y variedad en un quite estrujante por gaoneras. Y más tarde mantuvo la emoción en los espectadores durante su labor de muleta, que inició con cambiados por la espalda en el centro del anillo, y continuó con series derechistas, zumbándose al de San Marcos en cada pase circular o por alto.
Al entrar a matar fue herido pero se quedó en el ruedo hasta que dobló el novillo, del que le entregaron una oreja merecida después que sonara un aviso.
El tercero salió despitorrado sustituyéndolo uno de El Rocío que fue complicado; con este también se la jugó y tras brindarle a El Pana, estuvo con deseos de justificarse, se deshizo del novillo con habilidad escuchando palmas.
Después de algún tiempo repitió en este coso David Aguilar, con el cuarto poco se confió al lancear pues de inmediato se le ponía por delante; invitó a banderillear a sus alternantes que mucho hicieron al aceptar el reto. David anduvo con mucha disposición consiguiendo algunos momentos lucidos y al cobrar media estocada delantera recibió en premio la oreja que el público pidió.
El que abrió plaza empezó bien, dejando ver a David enterado con la capa y voluntarioso al clavar los garapullos; pudo ligar ayudados que le jalearon sin embargo la faena fue decayendo en la medida que el novillo se apagaba; señaló un pinchazo antes de una estocada caída escuchando palmas tras leve petición.
Debutó en esta plaza Lorenzo Garza Gaona quien desarrolló dos trasteos inteligentes; su primer novillo, segundo de la función, fue descastado y no se quedó en el peto, con frecuencia se escupía de los engaños. El torero de dinatís acertadamente le dio las tablas en un trasteo ascendente, que pudo redituarle algún premio de haber acertado con la toledana; escuchó un aviso seguido de palmas.
El quinto tampoco ofreció muchas posibilidades de lucimiento, hubo algunos naturales con temple y aguante, pero terminó toreando por alto que fue la manera de robarle otros muletazos, volvió a fallar con la espada y se retiró al callejón entre leves palmas.