No cabe duda que Mario Aguilar va en ascenso y recuperando el camino, pues hoy en Texcoco dejó patente toda la clase que atesora y bordó momentos de magnífico acabado, logrando cortar una oreja al igual que Uriel Moreno "El Zapata".

Estupendas verónicas cuajó al abrirse de capa ante el primero de su lote, uno de los dos toros de Piedras Negras que funcionaron esta tarde, cargando la suerte y jugando los brazos con tersura, calentando a un público que pocas emociones había tenido hasta ese momento.

Pensando delante de la cara del toro y siempre reposado, Aguilar estructuró un trasteo inteligente, dando las pausas adecuadas y endilgando trazos con la derecha que sobresalieron por su temple, así como por la limpieza en cada uno de éstos.

Ahí quedará un soberbio cambio de mano por la espalda, ligado con un precioso natural, brote de inspiración que caló hondo entre los asistentes. Aunque no era tan claro por ese pitón, Mario intentó con la sarga en la mano izquierda, consiguiendo algunos buenos momentos e insistiendo siempre con afición.

Remató su labor con una sensacional estocada y el público, de forma mayoritaria, pidió la oreja, misma que fue concedida por la autoridad y paseada con alegría, siendo el segundo trofeo que consigue en esta edición de la feria.

El sexto de la tarde tuvo escaso recorrido y era tardo, por lo que poco pudo hacer delante de él. Sin embargo, Mario siempre estuvo por encima de su enemigo y dejó destellos de su valor, pues siempre estuvo ahí, buscando hacer las cosas bien.

Uriel Moreno "El Zapata" emocionó al público cuando, ante su segundo, cuajó el monumental en el centro del redondel y, prácticamente al relance, dejó el par al violín, para cerrar el tercio con un cuarteo sensacional y recibir una cerrada ovación por parte de los presentes.

El ejemplar se dejó meter mano y El Zapata aprovechó esta condición para pegar muletazos de calidad, templando las embestidas y citando de una forma muy particular para poner alegría en los tendidos y provocar la fijeza en el astado.

Una estocada entera, ligeramente desprendida pero de efectos fulminantes, puso el punto final a su actuación, por lo que le fue concedida la oreja y con petición de la segunda, de tal forma que la vuelta al ruedo con el trofeo, su segundo en la feria, tuvo mucha fuerza.

Prácticamente nada pudoi hacer ante el que abrió plaza, pues el toro parecía no afianzar bien las patas en la arena y se mostraba inseguro, aunado a su poca claridad para embestir, por lo que Uriel prefirió abreviar.

No hubo suerte esta tarde para la malagueña Mari Paz Vega y se retiró con la espuerta vacía de trofeos. Su primero punteaba y acudía muy deslucido a los engaños, además de ser picado en exceso y terminar parado.

La faena con el segundo fue de más a menos, pues el ejempalr perdió el gas y terminó deslucido en sus acometidas. Mari Paz logró algunos trazos largos, con reciedumbre y temple, e incluso pudo haber podido cortar una oreja de no haber fallado con el estoque.