La tercera corrida de la temporada en la Monumental "Avilés" de Motul, caracterizada por la catadura del encierro lidiado y en donde destacó un toro de 700 kilogramos de la ganadería de Autrique, el más grande que se ha lidiado en la historia de las plazas de Yucatán, se saldó con un total de tres orejas que se repartieron el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza y el torero tlaxcalteca Uriel Moreno "El Zapata".

Además de lo atractivo del cartel, decíamos, los aficionados se volcaron a los tendidos ante el anuncio de un encierro hecho y derecho, compuesto por dos toros de la ganadería de Rancho Seco y cuatro más de la guanajuatense de Autrique.

Al final, el balance de trofeos resultó más que positivo, si se toma en cuenta el juego brindado por los toros potosinos, de mucha facha y poco fondo.

Con los toros de Rancho Seco, quien dio la nota alta fue el rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza, sobre todo con su primero, un toro pronto para el caballo que se nrestó para el lucimiento y con el que el estellés dio rienda suelta a una labor de alta escuela. Con el toro apretándole en rejoncillos y banderillas, Hermoso de Mendoza lució en la monta de "Gallito", un caballo que acaba de adherir a su cuadra y con el que levantó el clamor del público en el tendido.

Siempre dando el pecho de sus cabalgaduras y enganchando al astado con la grupa de sus jacas en el momento preciso, el caballista comenzó a hilar faena, misma que alcanzó el climax sobre los lomos de "Silveti". Toreando de costado, con quiebros  oportunos y espectaculares, el caballista se echó a la bolsa a los aficionados, que exigieron las dos orejas, tras certero rejonazo en dos tiempos.

Con su segundo, un toro que se paró pronto, apenas y pudo intentarlo, por lo que los aficionados hubieron de quedarse con un palmo de narices para ver en plenitud a caballos como "Machado", "Pata Negra" y "Saramago".

Por lo que toca a los toreros de a pie, correspondió a Uriel Moreno “El Zapata” lidiar con el citado astado de 700 kilos, número 153 y de nombre "Don Pedro", en honor de "Don Bull", el empresario Pedro Haces, el más grande que se ha lidiado en la historia de las corridas en Yucatán.

El cárdeno claro, largo como un ferrocarril, apenas y alcanzó para los dos primeros tercios. Lucidas y ajustadas resultaron las chicuelinas con el capote y espectacular el tercio de banderillas con dos pares al violín, por lo que los aficionados hicieron que El Zapata diera emotiva vuelta al ruedo.

De llamar la atención la entrega, lucimiento y profesionalismo del torero tlaxcalteca, quien hubo de torear infiltrado tras la fuerte cornada en los testículos, sufrida en días pasados. El toro pues, se desfondó y aquello fue un eterno perseguir al morito por medio ruedo, tras muletazos aislados. Los aficionados, metidos de lleno con el diestro por su entrega, exigieron el otorgamiento de una oreja, concedida desde el palco del usía.

Con su primero, los presentes también disfrutaron de los aires "zapatistas" tras otro buen tercio capoteril y vistosas banderillas, por lo que fue una lástima la falta de fuerza y descastamiento de su antagonista.

Por lo que toca a Alberto Espinoza, también hubo de pechar con dos toros con toda la barba pero que al igual que sus hermanos, poco se prestaron para el lucimiento.

Su primero, un toro de 671 kilogramos, hondo y con un par de pitacos, terminó por pasarle factura en cada muletazo. Sabiendo lo que se dejaba atrás, el de astado le pidió en carnet al regiomontano.

Su segundo, con una romana de 690 kilogramos,  resultó otro toro de corto recorrido, por lo que se le agradeció se la jugara con denuedo. Un proyecto de arrimón que, para su mala fortuna, no coronó con la espada su afanosa labor.