Una triunfal corrida se celebró este domingo en el "Palacio del Arte" de Morelia, donde los rejoneadores Rodrigo Santos y Diego Ventura, así como los diestros Miguel Ángel Perera e Israel Téllez, se repartieron un total de 11 orejas

El potosino Rodrigo Santos estuvo certero con rejones y banderillas delante de su primero, haciendo alarde de un toreo espectacular, transmitiendo mucho al tendido. En dos ocasiones se vio apretado por el toro; al final fue certero con el rejón de muerte y cortó dos orejas.

Con su segundo se superó notablemente, de nuevo acertado en sus ejecuciones con rejones y banderillas; por momentos se vio espectacular y con mucha transmisión al tendido. Al toro había que llegarle mucho y Santos estuvo dispuesto para alcanzar lucimiento. Mató de rejón trasero y recurrió al descabello para retirarse en silencio al callejón.

El portugués Diego Ventura se encontró con un toro emotivo pero que pronto se vino a menos, pues se agarró al piso y le complicó las cosas al caballista que estuvo en torero, mostrando siempre su dominio de las jacas, pero nunca pudo lucir a plenitud. Al final cobró un certero espadazo para dos orejas.

Con el sexto de la función mantuvo su jerarquía de primera figura; rejones y banderillas en ejecuciones magistrales, variedad, disposición y dominio absoluto, transmisión al tendido y momentos de gran expresión. Pinchazo y rejón entero para un oreja, que paseó ante el júbilo desbordante de la afición.

El torero guanajuatense Israel Téllez saludó con una larga pegada a tablas a su primero, siguiendo con mandiles de magnifico trazo; después de varas quitó por gaoneras y lució enormidades en el segundo tercio.

En el tercio mortal consiguió detalles artísticos ante un toro falto de calidad y emotividad, que regresaba corto y regateaba la embestida. El torero estuvo a la altura pero realmente poco lo verdaderamente rescatable, mató de media tendida suficiente para las dos orejas que, al igual que sus alternantes, fueron protestadas; el juez Carlos Revuelta traía su propia fiesta.

Con el séptimo de la tarde lanceó a gusto con la capa de brega, mandiles, navarras y tafalleras; pasó por el segundo tercio con más voluntad que efectividad y con la sarga estuvo bien; el toro no fue un cómplice absoluto del de Uriangato, que toreó con sentimiento pero sin romper nunca la faena, siempre dejando la impresión de poder hacer mas. Al final, gran estocada para otras dos orejas; éstas sí fueron bien recibidas por el respetable.

El español Miguel Ángel Perera se dejó ver variado y muy dispuesto de capa; lanceó a la verónica, tafalleras y gaoneras con un sello sobrio pero de gran solera. Con la franela estuvo en torero, una faena llena de arte y plasticidad, donde el torero hizo todo ante un ejemplar que, aunque pronto en la embestida, carecía de emotividad y calidad.
 
El ibérico consiguió momentos de verdadero arte, siempre muy por encima del toro y mostrándose dispuesto e inspirado. Falló al primer viaje con la espada pero, en el segundo intento, sumió el estoque hasta la empuñadura para, ahora sí y a pesar del error con el acero, pasear las dos orejas.

Con el que cerró plaza las cosas no rodaron bien para él, pues el toro fue manso y no tuvo la acometida necesaria. El torero estuvo voluntarioso pero fue poco lo que con este se le pudo ver. Al final falló con el acero y se retiro en silencio al callejón.