Entre Pablo, Juan Pablo y la polémica (fotos)
Viernes, 11 Feb 2011
San Luis Potosí, S.L.P.
Juan Antonio de Labra | Foto: Landín-Miranda
Después de cortar un total de siete orejas
Al filo de las ocho de la noche, hora en que comenzaba la corrida, El Domo lucía semidesierto, y el espectacular aspecto de la noche mágica de la inauguración, el pasado 13 de noviembre, parecía un fantasma de nuestra imaginación con aquel llenazo imponente.
La preocupación se reflejó en el rostro de varios taurinos, sobre todo de la gente de Pablo Hermoso de Mendoza, a sabiendas de que en la otra plaza, El Paseo, se había acabado el papel dos días antes para una fecha tradicional donde estaba anunciado, entre otros toreros muy buenos, el rejoneador Diego Ventura.
Sin embargo, conforme transcurrieron los minutos, la gente empezó a meterse al coso y poco a poco los tendidos se fueron poblando, de tal suerte que a la hora en que sonó la orden para hacer el paseíllo, alrededor de media hora más tarde, el ambiente y el bullicio se apoderaron del ambiente.
Los casi tres cuartos de aforo que terminaron cubriéndose fue la prueba fehaciente que la afición potosina sigue viva, y que cuando se le ofrecen carteles tan rematados siempre habrá público no sólo para El Paseo, sino también para El Domo. Lo suyo sería armonizar esta situación y llegar a un acuerdo positivo para bien de ambas empresas y de la gente, que quizá se quedó con ganas de ir ambas corridas si se hubiesen dado en fechas distintas.
Así que la rivalidad entre los dos empresarios –Jorge Ávila, de El Domo, y Joaquín Guerra, de El Paseo– también tuvo su réplica en el ruedo de los dos cosos en las personas de Hermoso y Ventura que, cada uno, con su estilo y personalidad, trató de imponerse al otro en el número de trofeos conseguido.
Al margen de esta circunstancia tan especial, cabe mencionar que Pablo Hermoso estuvo cumbre con el bravo toro que abrió plaza, y que el joven Juan Pablo enseñó que tiene patas para gallo, y en medio de ambos, los chispazos sueltos de El Pana, se tradujeron en el aderezo de una corrida muy entretenida.
Decíamos que Hermoso cuajó al bravo "Maestro", de Fernando de la Mora, un toro con temple y cadencia que permitió momentos de gran belleza por parte del navarro, que lució a tope montando a varios de sus caballos con los que deleitó al público en distintas suertes, y en distintos terrenos.
Los recortes montando fueron un portento de torería, y los adornos tuvieron lo suyo, antes de colocar un rejón fulminante para tumbarle las dos orejas al toro y marcar la primera diferencia.
Sabedor de que debía redondear el triunfo, arriesgó mucho delante del cuarto, otro toro de Fernando de la Mora que fue complicado porque embestía con un punto de violencia y por oleadas. Pero Hermoso sacó a relucir todos sus recursos y terminó imponiéndose sobre los lomos de "Ícaro", que ofreció una actuación de lujo, aguantando con mucha expresividad cada uno de los fuertes derrotes que aguantó con valentía. Y si la muerte de este toro no fue tan rotunda como la del anterior, a estas alturas de la noche el ambiente estaba completamente a favor de Pablo, que sigue siendo un ídolo capaz de dar espectáculo sin reserva, y meter mucha gente a las plazas.
A Juan Pablo Sánchez no lo había visto torear precisamente desde aquel 13 de noviembre en que salió a hombros de este mismo escenario. Tenía noticia de sus rotundos triunfos a lado de varias figuras, en plazas como Mérida y León, pero existía la curiosidad por hacer una nueva valoración de su ascenso, más aún en esta primera etapa de su fulgurante carrera.
Y la sorpresa fue grande, porque el joven y ambicioso torero hidrocálido, toreó por nota al primer toro de su lote, un ejemplar de hermoso pelo melocotón, bajo y reunido, un dije, pues, que embistió con una dulzura inusual.
Claro que tanta calidad estuvo acompañada de falta de fuerza, pero ahí radicó precisamente la importancia de la faena de Juan Pablo, que primero afianzó al toro con un pulso de terciopelo, y poco después le dio muletazos de excelente acabado, girando sobre los talones, pisando la arena con una gran plomada y una colocación perfecta.
La gente se le entregó al joven espada de inmediato y así creció la faena cuando ejecutó dosantinas, cambios de mano, y pases de pecho de pitón a rabo en los que deletreó el toreo con una seguridad pasmosa, y dejando entrever que su techo todavía está muy alto.
Qué ilusión tan grande provoca ver toreros como éste: mentalizados y recios, dispuestos a llegar a la cumbre; con afición y juventud. Y si Joselito Adame, que triunfó esta noche en El Paseo, es la punta de lanza de esta nueva hornada de toreros jóvenes, donde también brillan El Payo o Arturo Saldívar, entre otros, Juan Pablo Sánchez representa el vagón más reciente del tren de la esperanza que viene arrollando con fuerza.
Y si con el enclasado tercero ya había demostrado la faceta más artista de su tauromaquia, al sexto, que llegó manejable a la muleta, aunque demasiado aplomado, es lo zumbó de principio a fin en una faena inteligente y serena, en la que pisó terrenos comprometidos hasta terminar robándole los muletazos al toro.
Los pases cambiados por la espalda, que se sacó de la manga en una distancia muy corta, fueron los que acabaron por hacer romper al público que se le entregó a rabiar, y como mató de una estocada entera de efectos rápidos hasta el rabo le pidieron.
En medio de estos dos Pablos, Rodolfo Rodríguez "El Pana" anduvo a la deriva delante del huidizo segundo, un toro al que le espantó las moscas ayuno de técnica y recursos. En cambio, al toro, corrido en quinto lugar, que fue otro toro de buena condición le hizo una faena con su habitual desparpajo y varios muletazos muy templados, toreando en línea, quebrando la cintura y acompañando la embestida con todo el cuerpo.
El tlaxcalteca trocó las lanzas por cañas y dejó en el olvido la fuerte bronca tras haber matado de forma indecorosa a su primero. Pero lo que pudo ser el corte de una merecida oreja del quinto, al que dibujó trazos muy toreros, con sabor añejo, terminó esfumándose con el mal uso de los aceros.
La corrida terminó antes de que en El Paseo se supiera el resultado final, pues corrió la noticia de que Diego Ventura había regalado un toro. Al final todo mundo se fue contento de El Domo y tal vez con la reflexión de cara a la próxima feria del mes de agosto, cuando esta situación de la existencia de dos plazas en la misma ciudad, vuelva a encender la llamarada de la polémica.
Ficha San Luis Potosí, S.L.P. El Domo. Casi tres cuartos de entrada en noche fresca. Dos toros de
Fernando de la Mora para rejones, desiguales en juego, de los que destacó el 1o. por su bravura y calidad y fue premiado con arrastre lento, y cuatro de
Teófilo Gómez, disparejos en presentación, manejables en su conjunto de los que sobresalieron 3o. y 4o. Pesos: 490, 447, 466, 510, 480 y 506 kilos.
Pablo Hermoso de Mendoza: Dos orejas y dos orejas.
Rodolfo Rodríguez \"El Pana\" (verde y azabache): Bronca y división tras aviso.
Juan Pablo Sánchez (grana y oro): Oreja y dos orejas con petición de rabo. Al finalizar el paseíllo se solicitó un minuto de silencio a la memoria de
José María Luévano.
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