Fernando Ochoa y Uriel Moreno "El Zapata" compartieron la salida a hombros esta tarde en Moroleón, pues brindaron una gran actuación, cada quien a su estilo, y cortaron dos orejas cada uno, mientras que Diego Ventura paséo un apéndice del primero.

El Zapata armó la escandalera con el primero de su lote en el tercio de banderillas, haciendo alarde de facultades y colocando el ya famoso par monumental, que puso en pie al público de esta localidad guanajuatense, afición que se entregó ante esta forma de poner los palitroques.

Aunque el ejemplar fue deslucido con la muleta, Uriel estuvo siempre insistente y buscando construir una faena importante, cosa que finalmente ya no fue posible dado el poco juego de su enemigo, terminando su labor con una estocada entera.

La situación con su segundo cambió radicalmente, pues el de Carranco tuvo fuelle y calidad desde que salió por la puerta de toriles. El Zapata ejecutó ajustadas chicuelinas y volvió a poner las banderillas con gran lucimiento, repitiendo la suerte de su creación.

Temple y mando fueron las características de su labor de muleta, fundiéndose toro y torero en varias tandas con ambos pitones, pases con alegría y que le fueron coreados fuertemente en el tendido. Rubricó su faena de media estocada en buen sitio y a sus manos fueron a parar dos orejas de verdad muy merecidas.

Fernando Ochoa toreó estupendamente a la verónica al quinto de la tarde, jugando bien los brazos y recreándose en la suerte fundamental del toreo con el capote, relajándose y transmitiendo al público que, desde este inicio, estuvo metido en su labor.

Y así, entre las notas michoacanas de "Juan Colorado", Fernando dejó fluir el arte y el sentimiento que tiene en su toreo, templando bien las embestidas del ejemplar de Carranco y logrando muletazos de gran calado que recondearon una faena que le hizo acreedor a las dos orejas, mismas que recibió despúes de la tremenda estocada que ejecutó.

Las cosas con su primero no fueron sencillas, pues el astado poco se prestó para el lucimiento. El moreliano se puso pesado con el estoque y terminó hasta el tercer intento con la toledana.

Mucha expectación había por ver al rejoneador Diego Ventura, que ya había triunfado con fuerza en esta plaza el pasado 15 de enero. Lamentablemente, los toros para este gran caballista brindaron escaso juego y no le facilitaron las cosas en el redondel.

Una meritoria oreja le tumbó a su primero, al que consintió y no forzó de más, pues tenía muy poca fuerza. Acertado estuvo con los rejones de castigo y lo mejor vino al colocar las banderillas, pues dejó destellos de ese rejoneo espectacular que practica. Medio rejón de muerte fue suficiente para el el toro doblara y el trofeo llegara a sus manos.

Su segundo fue un ejemplar muy distraigo y que poco caso hacía de las cabalgaduras del portugués, manseando y desparramando la vista por todo el ruedo. Esforzado estuvo Ventura, pero poco pudo hacer y, sin la posibilidad de lucimiento, terminó su labor al segundo intento con el rejón de muerte.