Los novillos de Gonzalo Yturbe, como es común en esta casa ganadera queretana, resultaron enrazados en términos generales, exigiendo firmeza e ideas claras para sacar provecho de las cualidades que buena parte de las veces pueden entregar, una vez que reciben la lidia adecuada.
Quien redondeó una tarde importante con los novillos de la divisa bugambilia y negro fue el francés Patrick Villebrun, que le cortó una oreja a cada novillo de su lote y dejó patente el sitio que adquirió esta temporada, donde incluso tuvo oportunidad de actuar en Madrid en el certamen de novilladas de verano.
Su faena más redonda llegaría en el cuarto de la tarde, un novillo burraco que tuvo un gran lado derecho, por donde Patrick le toreó con largura y rompiendo la cintura, dando los muletazos más rotundos del festejo; ya antes de romperse a torear por derechazos había iniciado el trasteo con un pase cambiado por la espalda en los medios, que comenzó a calentar el ambiente. Culminó de una estocada algo trasera que fue suficiente para hacer doblar al novillo y cortar su segunda oreja de la tarde.
En su primero, un novillo que llevaba la cara a media altura y al que había que hacerle las cosas con firmeza, logró extraerle muletazos de mérito en una faena que, rematada con una estocada tendida y un efectivo descabello, le permitió cortar su primera oreja.
Fernando Labastida le cortó una oreja al segundo de su lote, tercero del festejo, al que recibió de manera templada con el capote con lances a pies juntos. El novillo, que también exigía firmeza en el planteamiento de la faena, llegó algo reservón al último tercio, y Fernando decidió comenzar su trasteo de manera inteligente, doblándose toreramente con él para llevarlo hacia la zona de los medios.
Tras este buen inicio de faena planteó una primera serie de muletazos por el lado izquierdo, por donde el novillo respondió y que resultaron de muy buena factura. Después hubo muletazos de calidad, aunque las series no tuvieron la contundencia de aquella primera. Tras un espadazo entero que no fue suficiente recurrió al descabello en dos ocasiones, y tras escuchar un aviso, el público, que valoró el esfuerzo de Fernando, le solicitó la oreja que fue concedida.
Con su primero, un novillo algo áspero y que llevaba la cara a media altura estuvo empeñoso, aunque no terminó de acomodarse. Tras un par de pinchazos, media estocada delantera, otra entera y ligeramente desprendida fue aplaudido.