Refrescante para los aficionados a la Fiesta Brava resultó el festival de aficionados prácticos celebrado esta noche en Arroyo, festejando los 40 años de la Preparatoria UP, pues lo toreros salieron a dar lo mejor sin tapujos ni cortapisas, por el puro gusto de jugarse la vida sin ganar un sólo centavo.

De esta manera, si bien no vimos faenas ligadas, técnica depurada u oficio, los cuatro espadas nos regalaron actuaciones llenas de entrega delante de la cara de los erales lidiados que, para lo poco toreados de los alternantes, eran todo un reto a superar.

Además, queda el regusto de que una institución como la Universidad Panamericana fomente la afición entre sus alumnos y profesores, algo sin duda valioso para los momentos actuales que vive la Fiesta, de ahí la importancia de este festejo que fue a beneficio de la preparatoria vespertina, donde estudian muchachos de bajos recursos pero alta capacidad,

El triunfador numérico del festejo fue Agustín Torres, que le cortó una oreja al primer becerro de la noche, producto de una sensacional estocada que, por si sola, valió el trofeo. Sin confiarse y atropellando un poco la distancia, aunado a que el ejemplar se quedada corto, su faena tuvo algunos destellos importantes, sobre todo con la muleta en la zurda.

Fernando Nájera "Ciano" enfrentó al segundo eral, con el que no se acomodó de capa dado que se escupía de las suertes. Sin embargo, el puyazo asentó al de La Paz, llegando con buen son y repetición a la muleta, lo que aprovechó el profesor de Prepa UP para, después de notarse algo desconfiado y sobre piernas, olvidarse del cuerpo y dejar fluir el sentimiento al torear al natural, bordando tres que resultaron de pintura por el temple y trazo largo. Una pena que el ejemplar se le hizo de hueso al momento de oficiar con la toledada y escuchó dos avisos, pues lo que pudo ser una oreja quedó en división de opiniones.

José Carlos Lombana pegó un estoico quite por gaoneras ante el tercero de la noche, rematando con una asolerada media verónica. Trazos importantes por ambos lados fue los que cuajó este chaval que, sin embargo, no se salvó de una fea voltereta. Estética y porte son algunas de las cualidades que dejó patente en el ruedo de Arroyo, pero no pudo tocar pelo debido a sus fallos con el acero. Eso sí, dio una vuelta al ruedo con mucha fuerza.

Disfrutando mucho lo que hace delante de los pitones cerró plaza Alfredo Migoya, que poseé un sello muy particular e inventiva torera. Mecidas y como en cámara lenta fueron las verónicas con las que recibió al de La Paz, al que después le recetó un trasteo lleno de momentos de inspiración, agitanado incluso, pero la cosa vino a menos cuando el ejemplar terminó por desparramar la vista y salir suelto, desentendiéndose de la muleta a mitad de faena. Y otra vez, la espada, que al igual que a sus dos alternantes que le precedieron, le impidió llevarse algun trofeo.

Al final del festejo se le dio suelta una vaquilla para que los alumnos del Club de Tauromaquia de la Prepa UP mostraran sus credenciales en el redondel, lo que fue el remate a una muy amena convivencia y con un público dispuesto a pasarlo bien.