Pedro Gutiérrez "El Capea" cosechó un triunfo en su debut en la plaza "El Relicario" de Puebla, después de cortar tres orejas en el festejo con el que se conmemoró el 22 Aniversario de la inauguración del coso, donde Octavio García "El Payo" cortó dos apéndices y regaló un séptimo ejemplar, de la misma ganadería, al que le hizo entonada faena que no remató con la espada.
El más favorecido en el sorteo ha sido El Capea, que enfrentó en primer término un animal de poca presencia recibiéndolo con chicuelinas apresuradas, y como el toro de de José María Arturo Huerta fue obediente, el salmantino lo aprovechó cerca de las tablas ligando un trasteo que gustó a los espectadores. Al doblar el burel de espadazo caído, le entregaron los auriculares que prefirió arrojar al tendido.
Al quinto lo lanceó sin relieve, pero a cambio realizó un quite combinado que le salió muy bien; el astado, sin exceso de bravura, tuvo un buen lado izquierdo que inexplicablemente Pedro no explotó del todo. Mató mediante un bajonazo y así se le concedió una oreja más. El público pedía la segunda, que el juez acertadamente no concedió; el torero entregó la oreja a uno de sus banderilleros antes de dar la vuelta al ruedo.
Sabrosas verónicas nos obsequió El Payo en el sexto, un berrendo en castaño que repetía con celo; la faena bien estructurada y con gran sentido de los tiempos, provocó entusiasmo y tuvo digno remate con una estocada arriba. Le entregaron dos orejas después de que arrastraron lentamente al burel, en reconocimiento a su buen juego.
Antes de terminar con la lidia del sexto, el queretano anunció un toro de regalo que, desafortunadamente, fue descastado. El toro barbeó las tablas de salida, y ya en el segundo tercio saltó al callejón después que le clavaran el primer par de banderillas. Octavio tuvo el mérito de meterlo a la muleta pero al no redondear con la espada escuchó un aviso.
José Luis Angelino recibió con parones al que abrió la velada., Después citó para un quite, desistiendo de hacerlo porque el toro no acudió. En cambio, le arrancó con fuerza en el segundo tercio para que viéramos dos pares de banderillas muy igualados. Al principio de la faena hubo buen planteamiento, y aunque lo desarrolló por ambos lados no conmovió lo suficiente al público, que guardó silencio cuando el torero pinchó.
Los lances a pies juntos y las chicuelinas ahora le resultaron mejor, clavó de nuevo dos pares estupendos y después de tres intentos frustrados para clavar cortas decidió clavar otro par al cuarteo. Su labor fue acompañada de música y complació al público, pero la empañó con el acero y tuvo silencio.