El valenciano Enrique Ponce y el lagunero Arturo Gilio compartieron la salida a hombros al cortar tres y dos orejas, respectivamente, en la tercera corrida de otoño en la Monumental Monterrey, que registró tres cuartos de entrada, en una tarde muy agradable.
El local Sergio Garza desaprovechó la oportunidad y escuchó dos avisos en sus dos toros, mientras que del encierro de El Junco, justos en presencia, cuatro fueron buenos, el primero mereció el arrastre lento, uno fue regular y el sexto, remiendo de Peñalba, cumplió.
La Monumental registró un gran ambiente para la despedida del valenciano, quien cuajó al abreplaza en una faena sobrada de técnica, calidad, ritmo y emotividad, que hizo rugir la plaza como hace mucho tiempo no se escuchaba en los tendidos.
El primero de su lote se llamó "Ferrocarrilero", que dio buen juego y se prestó para el lucimiento del español, quien antes había recogido la cariñosa ovación del público tras el despeje de cuadrillas, siendo para el respetable el primer brindis.
Bien toreado y a su ritmo, Ponce engarzó los muletazos, y en su rostro reflejó el gusto de encontrarse ante un buen socio que le permitió cuajar la mejor de sus faenas de cuantas realizó ante el público regio en sus pasadas actuaciones. Tan entregado estuvo en su labor que instrumentó hasta en seis ocasiones su creación de "la poncina". Mató de estocada entera y fue premiado con las dos orejas.
Su segundo enemigo, que dio gran pelea en varas y a punto estuvo de desmontar a Alfredo Ruiz "El Miura", fue deslucido, pero aun así logró arrancarle algunos muletazos con dedicatoria a Eloy Cavazos, a quien le brindó su faena. En los últimos instantes de su labor, las notas de "Las Golondrinas" pusieron el toque nostálgico de la tarde. A este también lo despachó de gran estocada y sumó su tercer trofeo de la noche y a la postre, la primera puerta grande de su gira de despedida.
Gilio volvió a mostrar la calidad de su toreo al instrumentar una gran faena a su primero, de nombre "Junqueño", al que recibió sutilmente con el percal, abriendo el compás y dibujando bellos lances a la verónica. Luego de brindar a Ponce, Gilio comenzó su labor con muletazos por alto, de rodillas y un ajustado cambiado por la espalda que fue muy aplaudido.
El lagunero dio muestras desde entonces que venía decidido a pegarse un arrimón y a dar la pelea, no solo al maestro, sino también a su otro alternante, Garza, con quien no había toreado antes. La faena cobró intensidad y el público se entregó. Hubo seres de naturales con cadencia y por derecho también hizo que las embestidas del burel se embebieran en el engaño.
Para cerrar eslabonó series de dosantinas y unas ajustadas manoletinas. Tras el estoconazo, el juez Antonio Quiroga fue abroncado al negarle la segunda oreja, por lo que el lagunero deposito la única oreja concedida en manos de un subalterno y dio dos vueltas al ruedo.
Ante el sexto, de Peñalba, que remendó al encierro titular desde el sorteo, Gilio estuvo voluntarioso y entregado, en otra faena de menos calado que la primera. Aseguró la salida a hombros con otra certera estocada que le valió para cortar su segunda oreja de la noche.
Garza simplemente no salió en su mejor tarde. A pesar de su buena voluntad y valentía, saludando a sus dos enemigos con largas cambiadas en el centro del ruedo y de adornar los lomos de los astados en el segundo tercio con las banderillas, sus dos trasteos nunca alzaron el vuelo y para colmo, estuvo muy errático con la espada.
Con esta corrida se cierra la temporada en la plaza titular de Monterrey, donde la afición salió toreando materialmente esta noche y aclamando a Ponce y Gilio con el grito de ¡torero, torero!, en la salida a hombros hasta el exterior del coso.
Ficha Monterrey.- N.L.- Plaza Monumental. Tercera corrida de la Feria de Otoño. Tres cuartos de entrada, en tarde agradable. Toros de El Junco y uno de Peñalba (6o.) justos de presentación, de los que destacó el 1o., que recibió arrastre lento. Pesos: 480, 495, 505, 483, 520 y 505 kilos. Enrique Ponce (verde bandera y oro): Dos orejas y oreja. Sergio Garza (tabaco y oro): Silencio tras dos avisos en su lote. Arturo Gilio (blanco y oro): Oreja y oreja. Guillermo Cobos recibió una ovación en el 2o., mismo caso de Alfredo Ruiz "El Miura" en el 4o., por sus buenos puyazos. Previo al inicio de la corrida, la Peña Taurina El Toreo", develó un mosaico en los patios de sombra al desaparecido matador regiomontano Raúl García, ante un numeroso grupo de aficionados que se congregó.