El recuerdo del ganadero, empresario y decidido impulsor de la Fiesta Brava, don Alberto Baillères, estuvo presente en la monumental capitalina, al ser el encierro de una de sus ganaderías; la de San Martín que resultó muy bueno permitiendo el triunfo de Jesús Sosa, quien le cortó una oreja a su primero, pero desafortunadamente no pudo refrendar el triunfo con su segundo.
El novillero tlaxcalteca salió decidido a triunfar, y al dar una larga cambiada de rodillas el novillero se le revolvió en un palmo de terreno y tuvo que saltar de cabeza al callejón. Posteriormente, toreó con soltura a la verónica a pies juntos, lo que entusiasmó al público.
La faena fue emotiva porque el novillo exigía mucho, y cuando en los pasajes en que consiguió someter al de San Martín, alcanzó a llevarlo embebido por ambos pitones, antes de colocar una estocada de efectos rápidos, y en buen sitio, que le valió el corte merecida oreja.
En este novillo, el banderillero de dinastía Gerardo Angelino colocó un par de banderillas con mucha exposición y espectacularidad, mientras que en el tercero le dio más ventajas aún y sufrió un fuerte arropón, antes de ser conducido a la enfermería donde fue atendido de golpes contusos.
En el quinto, que fue un novillo noble y con transmisión, Jesús Sosa tardó en cogerle el ritmo y la distancia, por lo que un sector del público se volcó con el juego del ejemplar de San Martín, en un trasteo que no acabó de tomar vuelo salvo en un par de tanda buenas del final, así como unas manoletinas. Después de se puso a pinchar y escuchó dos avisos.
Axel López volvió a mostrar su voluntad de agradar, su variedad (ya que también cubrió el tercio de banderillas muy bien) y, por momentos, el buen temple que atesora y le dio algunos muletazos con mucha largueza pero sin la redondez suficiente, debido a su escaso rodaje. En algunos momentos conectó fuerte con el público, pero no consiguió levantar la faena a su primer novillo, que fue extraordinario, un ejemplar que hubiese merecido, sin duda, el arrastre lento que el juez de plaza no concedió. Mató de dos pinchazos y una media estocada para escuchar palmas tras aviso.
En el sexto el público ya se había puesto a favor del encierro de San Martín, Axel invitó a banderillear a Sosa, con lo que los dos lograron prender la algarabía en el tendido. En la muleta hizo una faena valiente, pero sin el oficio y la experiencia para poderle al novillo que le vio una voltereta sin consecuencias. A la hora de matar señaló dos pinchazos y una estocada casi entera. De cualquier manera, dejó buenas sensaciones para el futuro.
José María Mendoza volvió a dejar constancia de que no está convencido y le cuesta trabajo estar delante de la cara de los novillos. Aunque su corazón, aparentemente le indica que tiene que echar para adelante, pero que no termina por dar el paso definitivo en su ya larga carrera como novillero.
Cabe mencionar que al novillo que abrió plaza, con el que estuvo intermitente, lo mató de una buena estocada y salió a saludar una ovación en el tercio entre cierta división de opiniones.
Con el cuarto, que fue un ejemplar deslucido, José María le buscó las vueltas para tartar de sacarle partido, pero sin resultados favorables. Luego se puso pesado con la espada y escuchó dos avisos.
En varias ocasiones en el transcurso de la tarde, el público se manifestó a favor de los novillos y del ganadero, Juan Pablo Baillères, salió muy contento por el juego del encierro y al finalizar el festejo aseguró que hay que seguir apoyando a los novilleros para que continúen con su desarrollo.